5 de enero de 2014

El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde

Robert Louis Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hide (1886)
Santillana Ediciones Generales S.L., 2009 


Esta novela corta es más conocida por sus adaptaciones y revisiones que por la lectura del texto original. Y es una pena, porque si bien los nueve primeros capítulos respetan la estructura y convenciones propias de la novela anglosajona del siglo XIX y del género de terror gótico, el último da una nueva dimensión al relato. Además de completar la historia dando voz a su protagonista, introduce una reflexión sobre la naturaleza humana que puede encontrarse en otros textos de origen muy distinto: ¿quién(es) somos?, ¿cómo llegamos a serlo?, ¿podemos controlarlo?

Por ejemplo, al leer esto:
... me arriesgo a barruntar que acabará por descubrirse que el hombre es una simple comunidad organizada de personalidades independientes, contradictorias y variadas.
recuerdo a David Hume (Tratado de la naturaleza humana, 1739) advirtiéndonos de que no existe una identidad única:
... el yo o persona no es ninguna impresión, sino aquello a lo que se supone que nuestras distintas impresiones e ideas tienen referencia. Si hay alguna impresión que origine la idea del yo, esa impresión deberá seguir siendo invariablemente idéntica durante toda nuestra vida, pues se supone que el yo existe de ese modo. Pero no existe ninguna impresión que sea constante e invariable.
o, en resumen:
La identidad que adscribimos a la mente del hombre es ficticia.
Y cuando Henry Jekyll se lamenta de cómo
experimentaba yo la sensación de que el cuerpo de Edward Hyde había aumentado de estatura últimamente, como si, cuando yo adoptaba su forma, corriese por mis venas un caudal mayor de sangre; empecé a entrever el peligro de que, si aquello se prolongaba mucho, pudiese alterarse de un modo permanente el equilibrio de mi naturaleza, perderse la facultad de transformación bajo la personalidad de Edward Hyde.
parece que escucháramos de nuevo un relato tradicional:
- Dentro de mí tengo dos perros luchando. Uno es el perro del respeto, cuidado, generosidad, amor, fidelidad y buenos deseos. El otro es el perro del orgullo, odio, rabia, rigidez, maldad y frío corazón.
- Y ¿qué perro ganará?
- El que yo alimente.

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