17 de noviembre de 2013

Tres sombras


Cyril Pedrosa, Tres sombras (2007)
Norma Editorial, 2008

Tres sombras cambia para el lector con el paso de las páginas. El relato de terror inicial, que tiene como escenario la granja, se transforma, dentro de la ciudad y el barco, en una reflexión ética sobre la explotación, para terminar respondiendo a una pregunta fundamental: ¿cómo vivir sabiendo que vamos a morir?

Es imposible huir de la muerte. Lo saben desde el principio mademoiselle Pique -"Pero escúchame bien, mi polluela, no intentes luchar contra las sombras, es inútil..."-, el jefe de maniobras -"Creen que vienen a este barco para fugarse... Qué jugarreta..."- y, por supuesto, la recreación de las tres parcas, que aquí se llaman Aurora, Fortuna y Rendición y cortan su pelo en vez de hilos de lana trenzados.
Lo descubren y aceptan la madre -"Joaquim va a dejarnos, lo sé, y estoy preparada"-, el pequeño -"No quiero vivir más escondido (...) Déjame salir, por favor. Ya no me dan miedo las sombras"- y, por último, después de tanto sufrimiento, el padre. También lo aprenderá el principal villano del cómic, condenado por su propio egoísmo.

¿Qué hacer, entonces? Vivir, crear la mejor vida posible "para que podáis separaros con el corazón en paz", apreciar cada momento -"Todo este tiempo perdido... Corriendo... En una fuga inútil... Ve, ese fuego, esa mansedumbre... Joaquim que duerme... Me doy cuenta ahora de hasta qué punto son unos instantes preciosos..."-, sabiendo que "el verano nunca dura lo suficiente".
Podemos aceptar que la felicidad se tiña en ocasiones del sufrimiento que genera la pérdida, como los padres cuando recuerdan los picnics con su primer hijo. Para evitar que ese dolor oscuro ahogue la luz de la vida, podemos recordar el proverbio zen que cierra la obra:
"En este paisaje de primavera, no existe ni lo mejor ni lo peor. Las ramas de las flores brotan naturalmente. Algunas son largas, otras no lo son".

Me recuerda a...
Inolvidable, de Alex Robinson (2008). Otra reflexión sobre la muerte de los seres queridos y la búsqueda de un sentido que permita afrontarla.