tag:blogger.com,1999:blog-23967126220155297782024-03-13T00:58:06.323+01:00Palabras comunesPalabra: Conjunto de letras o sonidos que forman la menor unidad de lenguaje con significado.Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.comBlogger53125tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-5452942081653406272023-06-24T20:27:00.003+02:002023-06-24T21:08:12.573+02:00Cuando ya no quede nadie<div style="text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhw6e6R7tbTqbxO9I24vPQCJ23em8spChc7yHrpbtzCc1g8Zrqi93Nk6CUOxOQ10dS9Je5UciarORYHW58q3WdT4V_5rZYAdHl0lDazsQypPnETjVOFFnkWUO8gNyZJggaBEwQjFVIY5b-300bZHmUzs0VOxB9ZbGYHIAKYnaEYay25GVDvbIfH-eWFJFs/s1000/91iK9-0oZmL._AC_UF1000,1000_QL80_.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="654" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhw6e6R7tbTqbxO9I24vPQCJ23em8spChc7yHrpbtzCc1g8Zrqi93Nk6CUOxOQ10dS9Je5UciarORYHW58q3WdT4V_5rZYAdHl0lDazsQypPnETjVOFFnkWUO8gNyZJggaBEwQjFVIY5b-300bZHmUzs0VOxB9ZbGYHIAKYnaEYay25GVDvbIfH-eWFJFs/w131-h200/91iK9-0oZmL._AC_UF1000,1000_QL80_.jpg" width="131" /></a></div>Esther López Barceló, <i>Cuando ya no quede nadie.</i> Ed. Grijalbo, 2023</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;">Si las novelas surgen de los intereses, vivencias y convicciones (o dudas) de sus autores, seguramente sean en este caso el tiempo y el cariño compartidos con sus familiares, la experiencia profesional, el compromiso social y político y la sensibilidad literaria de <a href="http://estherlopezbarcelo.com/" target="_blank">Esther López Barceló</a> los que se han concretado en una obra que merece ser leída. En tiempos difíciles como los actuales, lo que nos cuenta aporta cierta esperanza de que no se pierdan los avances logrados en las últimas décadas, como la Ley de la Memoria Histórica que se aprobó el mismo año en que transcurre parte del relato.</div><div style="text-align: left;">Las diferentes líneas temporales y la multiplicidad de protagonistas -una estructura compleja que la autora convierte en sencilla para los lectores- se muestran como recursos necesarios para reflejar la realidad de historias que, pese al tiempo transcurrido, siguen activas en el ahora. Esta influencia en el presente del pasado -aunque los personajes lo desconozcan, quizá aún en mayor medida por eso- se concreta, por ejemplo, en la transmisión entre generaciones de habilidades y somatizaciones.</div><div style="text-align: left;"><span face="lato, Lato-fallback, sans-serif" style="background-color: white;"><span style="font-size: x-small;"></span></span><blockquote><span style="font-size: x-small;"><span face="lato, Lato-fallback, sans-serif" style="background-color: white;">«</span>¿Qué será de nuestras lápidas cuando ya no quede nadie que nos recuerde?<span face="lato, Lato-fallback, sans-serif" style="background-color: white;">»</span></span></blockquote><span face="lato, Lato-fallback, sans-serif" style="background-color: white; font-size: 16px;"></span></div><div style="text-align: left;"><i>Cuando ya no quede nadie</i> aborda las <b>relaciones entre memoria y silencio, recuerdo y olvido, relato y omisión</b>; la necesidad de saber enfrentada a los secretos familiares y a la invisibilización por parte de la historia oficial. Al leerla, conectaba con la definición de memoria familiar que hace Robert Neuberger (<span>1995</span>): <i>"un proceso de selección de aquello que es conveniente olvidar, con el fin de sostener, mantener y transmitir el mito de un grupo familiar".</i> El psiquiatra francés afirma que, para asegurar una identidad familiar, intentamos evitar elementos que singularizan demasiado, como una particularidad relacionada con el contexto social y político.</div><div style="text-align: left;"><span style="font-size: x-small;"><blockquote>Si el yayo perdió su memoria, habrá que salir a buscarla.</blockquote></span></div><div style="text-align: left;">El sentido de la <b>memoria histórica</b> se encarna con claridad cuando recoge una asamblea de familiares que luchan por la exhumación de fosas. Para sus miembros se trata, ante todo, de un imprescindible homenaje a las personas asesinadas y una forma de cerrar el círculo de la historia familiar y las heridas abiertas. Y, junto a otros personajes (Gabriel, Lucía, Pilar, Miguel) nos muestran la <b>necesidad de narrar</b> para crear lazos que posibiliten el encuentro.</div><div style="text-align: left;"><span style="font-size: x-small;"></span><blockquote><span style="font-size: x-small;">-No, si a mí me gusta hablar de mi madre. Me duele, pero al mismo tiempo me hace bien. Necesito que todo el mundo sepa de ella, porque si yo me muero y mis hijas tampoco consiguen sacarla, tiene que haber alguien que siga intentándolo hasta el final. Me da mucho miedo que se la olvide cuando ya no quede nadie. Me da mucho miedo que se quede en la cuneta tirada para siempre, como si fuera un perro, como si no la hubiera querido nadie nunca.</span></blockquote></div><div style="text-align: left;">Narrar, también, <b>desde el género</b>. Aquí vemos la importancia de contar desde las mujeres, como vía necesaria para recoger sus formas de sobrevivir económicamente y sostener a la familia, las dificultades para formarse, el dolor de la menstruación, los embarazos, abortos y partos. Al mismo tiempo, presenta varios modelos de marido y padre, sin caer en los tópicos del héroe y sin identificar automáticamente militancia política y conducta en el ámbito privado o en las relaciones de pareja. También reconoce el inevitable lugar de la muerte en nuestras vidas, algo que actualmente tendemos a invisibilizar. La habilidad de Barceló para transmitir emociones e ideas sin necesidad de ser explícita late en los cuerpos y objetos llenos de significados, cruciales en la trama de intriga que recorre su novela.</div><div style="text-align: left;">Por último, destaca otro aspecto a veces olvidado: la <b>importancia de las condiciones materiales de vida</b>. La guerra civil española no fue (solo) un enfrentamiento entre ideologías, sino entre quienes tenían el dinero o el poder y los que no. Se ve muy claro cuando Pilar ocupa los espacios en los márgenes, los que nadie quiere, porque cree que no tiene derecho a más...</div><div style="text-align: left;">En definitiva, una novela llena de información, emoción e historia, con un lenguaje cuidado, como ejemplifica la primera frase, que describe a la protagonista desde lo que vive como pérdidas... a las que se van sumando otras, pero que se convertirán en recuperaciones durante su viaje:</div><div style="text-align: left;"><span style="font-size: x-small;"></span><blockquote><span style="font-size: x-small;">Ofelia tiene el pelo cano, cuarenta y siete años, un dolor ciático que viene y va, y un padre muerto hace media hora.</span></blockquote></div>Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-91651901022812282602020-10-11T15:35:00.000+02:002020-10-11T15:35:03.427+02:00Fahrenheit 451<p>Ray Bradbury, <i>Fahrenheit 451</i> (1953) <br /></p><div style="text-align: left;">Rencontrarse con algunos libros años después de la primera lectura provoca, inevitablemente, volver a sentimientos e ideas unidas a ese momento. Algunas proceden de las propias obras, pero otras formaban parte del contexto vital del pasado. Creo que ambas se mezclan y pueden llegar a confundirse, porque son ya inseparables.</div><div style="text-align: left;"> </div><div style="text-align: left;">En mis primeros años de adolescencia me fascinaba la ciencia ficción. Leí a Shelley, Wells, Asimov, Orwell, Bradbury, Clarke y Dick. Pero esa atracción se transformó de golpe en rechazo y, años más tarde, en incomodidad y sensación de tristeza. Coincidió con la muerte de mi padre; en aquellos días, lo recuerdo con claridad, estaba leyendo una recopilación de relatos de varios autores del género, que abandoné antes de devolver a la biblioteca. Como cuando el cuerpo, de manera instintiva, deja de comer los platos que tomó justo antes de enfermar, me alejé casi por completo de estas historias.</div><div style="text-align: left;">Es curioso cómo se comporta la mente. En un artículo de prensa (<a href="https://elpais.com/opinion/2020-08-15/los-fantasmas-de-los-demas.html" target="_blank"><i>Los fantasmas de los demás</i></a>, El País, 16 de agosto de 2020), <a href="http://horasenlabiblioteca.blogspot.com/2019/12/ha-dejado-de-llover.html" target="_blank">Andrés Barba</a> contaba cómo, tras morir su padre, lo veía a veces andando por la calle; no confundiéndolo con otra persona de rasgos parecidos, sino <i>siendo </i>él. Al leerlo, caí en la cuenta de que a mí me pasó lo mismo. Como al escritor madrileño, no me suponía una sorpresa ni llegué a preocuparme por mi salud; era consciente de que se trataba de un efecto de la nostalgia y del proceso de adaptación a la nueva realidad. Suponía, incluso, cierto consuelo efímero, una oportunidad para recordar.</div><div style="text-align: left;"> </div><div style="text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/--jmIa9ZJBVg/X04tgWsiQOI/AAAAAAAAdNw/e4M2xZUA59cm1zwdB2CJKZCXxPjc5ZlVACLcBGAsYHQ/s1024/Fahrenheit-451.lecoolvalencia.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="780" data-original-width="1024" height="250" src="https://1.bp.blogspot.com/--jmIa9ZJBVg/X04tgWsiQOI/AAAAAAAAdNw/e4M2xZUA59cm1zwdB2CJKZCXxPjc5ZlVACLcBGAsYHQ/w328-h250/Fahrenheit-451.lecoolvalencia.jpg" width="328" /></a></div><br />Con motivo del centenario del nacimiento de Ray Bradbury, he releído <i>Fahrenheit 451.</i> Una maravillosa sorpresa que, creo, ha contribuido a la lenta transformación de mis sentimientos hacia la ciencia ficción y las distopías; ahora me siento más cómodo con su lectura y vuelvo a tener curiosidad por el género.<br /></div><div style="text-align: left;"> </div><div style="text-align: left;">Esa nueva atracción por el texto va más allá de su poesía interna, que no recordaba. Quizá sea porque ha coincidido con una época en que doy muchas vueltas a nuestro uso de las tecnologías y lo que implican a la hora de relacionarnos con la realidad y dotar de contenido a nuestro tiempo. En este sentido, creo que hay interpretaciones de la novela que, por complacientes o por centrarse en lo accesorio, se alejan de las preocupaciones y objetivos de su autor.</div><div style="text-align: left;"> </div><div style="text-align: left;"><i><br /></i><i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-rON3RZImiRk/X04zXWuQxCI/AAAAAAAAdN8/2CX-BEusHS8FdbKuaYHrS_oue_1kUmOAQCLcBGAsYHQ/s1210/foto-2.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1210" data-original-width="1048" height="262" src="https://1.bp.blogspot.com/-rON3RZImiRk/X04zXWuQxCI/AAAAAAAAdN8/2CX-BEusHS8FdbKuaYHrS_oue_1kUmOAQCLcBGAsYHQ/w226-h262/foto-2.jpg" width="226" /></a></div></i><i>Fahrenheit 451</i> presenta una sociedad en la que el principal problema no es, como se recuerda en el imaginario popular, la quema de libros. Es fácil sentirse indignado hoy ante la idea de destruir ejemplares. Sin embargo, creo que esa reacción no se debe tanto a la preocupación por el triunfo de la censura o la limitación del derecho de expresión y de la libertad de pensamiento, como por la influencia de un contexto económico en que se potencia el libro únicamente como objeto de consumo.</div><div style="text-align: left;">En <i>El bibliómano ignorante</i>, un ensayo del siglo II, Luciano se dirige a un interlocutor (seguramente hipotético y, por eso, en realidad a cada lector) para realizar una sátira sobre algunas costumbres que siguen vigentes: aparentar en público, el falso elitismo cultural, la compulsión de poseer solo para mostrar... En definitiva, el dar más importancia al objeto como fuente de estatus que al contenido como vía para acceder al conocimiento y la belleza. El comprador de libros al que interpela Luciano recuerdan a los influencers actuales, sujetos: siempre pendientes de aquellos que les halagan, y que a veces publican fotos en los que el libro sirve como complemento o, incluso (¡ay, Señor!) los "escriben".</div><div style="text-align: left;"> </div><div style="text-align: left;">Pero creo que para Bradbury, más lector apasionado que consumidor, los libros tenían un valor extraordinario por ser el vehículo para vivir una existencia activa, creadora y consciente. La desgracia de Montag o Mildred no es (solo) no leer, sino haber dejado de reflexionar y tener conversaciones significativas, sepultar la naturaleza bajo la artificialidad, perder el contacto con el mundo exterior (personas, lugares, ideas, crítica del sistema sociopolítico) y sustituir las emociones por una estimulación constante y pasiva. Eliminar el dolor supone acabar con los recuerdos, el deseo y el conflicto interno, morir en una vida anestesiada, convertirse en un recipiente vacío. Inquietantemente parecido a la corriente de positividad tóxica que nos invade.</div><div style="text-align: left;"> </div><div style="text-align: left;">De hecho, la sabiduría de Clarisse, uno de los detonantes de la toma de conciencia del protagonista, procede del pasado transmitido oralmente por su tío, de la convivencia familiar y la experimentación directa del mundo. En cambio, el villano Beatty sí ha tenido contacto con los libros, aunque retuerce su mensaje hasta utilizarlo como un arma.</div><div style="text-align: left;"> </div><div style="text-align: left;">Una obra tan llena de sugerencias como ésta dará lugar a interpretaciones contrapuestas, seguramente marcadas por la ideología y tendencias del lector y, en mi caso, en algunos puntos muy diferentes a las que parecía mantener el propio <a href="https://www.elconfidencial.com/cultura/2020-08-20/escritor-bradbury-centenario-ciencia-ficcion_2719415/" target="_blank">creador</a>. Además de lo ya dicho, refuerza mi convencimiento de que la desinformación es pieza clave en cualquier proceso de dominación social: los habitantes de la ciudad prefieren vivir de espaldas a la guerra que se cierne sobre ellos, mientras consumen mensajes rápidos tan similares a nuestras redes sociales y a los programas de entretenimiento barato… Pero eso es ya contar demasiado.</div>Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-81093142607057053892020-04-13T16:25:00.001+02:002020-04-13T16:46:40.397+02:00Ex Libris: bibliotecas e inclusión social<a href="https://1.bp.blogspot.com/--MVYTSUEFdY/XpRzyjpS_yI/AAAAAAAAb7Y/FPy5c_YApYIW6NCo0UJwb3Fs24KSDs-IACLcBGAsYHQ/s1600/NYPL-logo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="984" data-original-width="1600" height="122" src="https://1.bp.blogspot.com/--MVYTSUEFdY/XpRzyjpS_yI/AAAAAAAAb7Y/FPy5c_YApYIW6NCo0UJwb3Fs24KSDs-IACLcBGAsYHQ/s200/NYPL-logo.jpg" width="200" /></a>Frederick Wiseman. <i>Ex Libris: la Biblioteca Pública de Nueva York</i> (2018)<br />
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El maravilloso documental <i><a href="https://www.pbs.org/wgbh/ex-libris/home/?fbclid=IwAR1ljsC4Idvzo7yVqP1TfQqnsy0N0Lz4iS60Sj6ZS7vi5ESFLkri3F6qj1o" target="_blank">Ex Libris: la Biblioteca Pública de Nueva York</a></i> (disponible en <a href="https://www.filmin.es/pelicula/ex-libris-la-biblioteca-publica-de-nueva-york?origin=searcher&origin-type=primary" target="_blank">Filmin</a>) nos propone una amplia mirada a la actividad diaria de la <a href="https://www.nypl.org/" target="_blank">NYPL</a> y demuestra su imprescindible papel al servicio de la comunidad.<br />
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Todo creador sabe que las imágenes que selecciona y el orden en que las presenta favorecen cierta vía de interpretación. Sin embargo, su director, Frederick Wiseman, reduce todo lo posible esa inevitable influencia absteniéndose de añadir sus propias palabras a la de los protagonistas.<br />
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Al dar la misma importancia a las voces de directivos, profesionales, usuarios, público y ponentes -al fijar por igual la cámara en todos los rostros y reacciones- es coherente con una de sus ideas clave: quienes dan sentido a las bibliotecas son las personas. Los materiales que guardan, los recursos que facilitan y las actividades que ofrecen son útiles y significativos solo cuando cualquier miembro de la comunidad puede acceder a ellos para adquirir conocimientos, comunicarse o enriquecer su ocio.<br />
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Estoy seguro de que 'Ex Libris' sugerirá reflexiones muy distintas a cada espectador, según su propia biografía, intereses y relación previa con las bibliotecas. En este sentido, el documental es una fuente casi inagotable de ideas. En mi caso, me quedo con:<br />
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<a href="https://1.bp.blogspot.com/-XHTxkKedaXY/XpR0IwJawYI/AAAAAAAAb7g/R1H3YqmwjLEA-JCY1uJmwVmugO74LJjowCLcBGAsYHQ/s1600/remotelearningcollage.png" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" height="180" src="https://1.bp.blogspot.com/-XHTxkKedaXY/XpR0IwJawYI/AAAAAAAAb7g/R1H3YqmwjLEA-JCY1uJmwVmugO74LJjowCLcBGAsYHQ/s320/remotelearningcollage.png" width="320" /></a></div>
1. La confirmación de que las bibliotecas son un espacio fundamental para reducir las diferencias socioeconómicas y favorecer la <b>igualdad de oportunidades</b>, gracias a su potencial para detectar y adecuarse a las necesidades de cada barrio y colectivo.<br />
Pueden, si cuentan con los recursos adecuados, facilitar apoyo educativo y medidas de inclusión digital para todas las edades (formación, asesoramiento directo, préstamo de equipos); generar espacios de encuentro, ocio, participación comunitaria y reflexión política; proponer actividades culturales gratuitas y de libre acceso (conciertos, encuentros con autores); atender eficazmente la diversidad y colaborar con el sector educativo y las entidades activas en el ámbito de la intervención social y el desarrollo local.<br />
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<a href="https://1.bp.blogspot.com/-1oRl6Yn9nAc/XpR1VSRwESI/AAAAAAAAb7s/vIn1STpXOYkUUBkeoEnlaOu8Mf__KpMFQCLcBGAsYHQ/s1600/rt-library-nyc-lions.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="454" data-original-width="605" height="240" src="https://1.bp.blogspot.com/-1oRl6Yn9nAc/XpR1VSRwESI/AAAAAAAAb7s/vIn1STpXOYkUUBkeoEnlaOu8Mf__KpMFQCLcBGAsYHQ/s320/rt-library-nyc-lions.jpg" width="320" /></a></div>
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2. El potencial de combinar financiación pública (la NYPL compite junto con otras entidades por fondos municipales) y privada, sin perder de vista que se trata de lograr los objetivos definidos por el personal técnico de la propia institución, no por quienes aportan el dinero. Eso exige un esfuerzo por clarificar sus fines y comunicarlos de forma eficaz, haciendo consciente a toda la sociedad de su importancia.<br />
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3. El imprescindible papel de las personas en la selección de contenidos significativos y de calidad. Los algoritmos informáticos son solo herramientas al servicio de lo humano, no sustitutos.<br />
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4. Lo más importante de todo: muchas bibliotecas de nuestro entorno ya desarrollan, en la medida de sus posibilidades (dotación económica y de personal), propuestas similares. Por ejemplo, las bibliotecas públicas de Pamplona-Yamaguchi, Noáin, de Navarra o la de Civican. Merecen reconocimiento y demuestran que el modelo neoyorquino puede también aplicarse aquí para contribuir a mejorar la calidad de vida de toda la población.<br />
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/0UsglJmevFM/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/0UsglJmevFM?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<br />Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-16859642623582866722019-10-22T09:23:00.000+02:002019-10-22T09:23:11.895+02:00Yo, Daniel BlakeKen Loach. <i>Yo, Daniel Blake </i>(2016)<br />
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<a href="https://www.vox.com/culture/2017/1/4/13980456/ken-loach-interview-i-daniel-blake-bureaucracy-palme-dor" target="_blank">Ken Loach</a> sitúa el origen de esta película en la investigación que su guionista habitual, Paul Laverty, realizó sobre el sistema de protección social británico. La <a href="http://www.scottishleftreview.scot/i-daniel-blake-ken-loach-interview/" target="_blank">historia</a> de Daniel y Katie se basa en algunos de los testimonios escuchados a personas usuarias y beneficiarias de los servicios de empleo y de las prestaciones económicas públicas. El director señala que descartaron las historias más duras, para que un excesivo dramatismo no fuese en contra de la claridad del mensaje.<br />
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La escena más reconocible de la película muestra cómo su protagonista realiza una pintada en la fachada del <a href="https://www.gov.uk/contact-jobcentre-plus" target="_blank">Jobcentre Plus</a> donde es atendido. Creo que el significado profundo de este hecho se capta solo cuando se relaciona con los momentos anteriores y siguientes, sus causas y consecuencias inmediatas. Sin eso, queda en una anécdota efectista, adecuada para un tráiler publicitario pero no para la reflexión que intenta generar.<br />
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El protagonista, Daniel Blake, muestra hasta poco antes mucho confianza en su capacidad para luchar y resistir, para encontrar soluciones incluso frente a un entorno que no controla. Sin embargo, vive tres episodios consecutivos que destruyen sus esperanzas: la incomprensión de un posible empleador, que no comprende cómo rechaza el puesto de trabajo que parecía estar buscando; el daño psicológico que generan el maltrato institucional y la penuria económica en Katie, obligada a convertirse en un objeto de consumo y a rechazar cualquier vínculo afectivo; los continuos reproches, amenazas y actitud agresiva de la rígida orientadora laboral que le han asignado.<br />
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<a href="https://1.bp.blogspot.com/-uCvJmCMJiUg/Xa2RbkueE4I/AAAAAAAAakk/z-_VOEnkjFETDKNHBnel87Ni4EJzmcwjACLcBGAsYHQ/s1600/I-Daniel-Blake-image-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="750" height="160" src="https://1.bp.blogspot.com/-uCvJmCMJiUg/Xa2RbkueE4I/AAAAAAAAakk/z-_VOEnkjFETDKNHBnel87Ni4EJzmcwjACLcBGAsYHQ/s320/I-Daniel-Blake-image-1.jpg" width="320" /></a></div>
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Ante esos hechos, Daniel, veterano carpintero con problemas de corazón, claudica, se da por vencido. En su caso, <b>el acto de protesta y rebelión</b>, el exigir ser tratado con dignidad por el sistema, <b>surge del reconocimiento de la derrota</b>. Y, tan poderoso como injusto, el modelo económico convierte su lamento en un espectáculo público, una diversión momentánea. Una vez pasado el júbilo inicial, no hay consecuencias, ni tan siquiera una pequeña sanción. Aún más amargo es constatar que la policía le trata con mucha más comprensión y cuidado que el sistema de (supuesta) protección: él no es visto como un peligro para la seguridad pública, pero sí se le considera como un posible defraudador, un aprovechado, un vago, susceptible de ser expulsado de entre los merecedores de los bienes que reparte el orden establecido. Es tan solo un payaso irrelevante que ha tenido un minuto de fama, tras el cual no queda rastro.<br />
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Somos seres sociales y, de forma inevitable, la mirada de los demás sobre nosotros transforma nuestro autoconcepto. Daniel deja de verse como un miembro reconocido de la sociedad y descubre que está cayendo en la misma situación de invisibilidad que otras personas a las que ha comenzado a mirar gracias a Katie. Vacío por dentro, intenta desaparecer físicamente, encerrado en un piso también sin objetos. De ahí lo rescatarán tanto la solidaridad desinteresada entre iguales como instituciones centradas en defender los derechos de las personas tratadas injustamente por el sistema.<br />
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/wT54v2mc-fQ/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/wT54v2mc-fQ?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<br />Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-34380078804942741542019-08-05T11:43:00.000+02:002019-08-05T11:43:34.054+02:00TuristasVivo en el Casco Viejo de Pamplona desde hace casi diez años. Aquí, en menos de un kilómetro cuadrado se concentran 222 establecimientos de hostelería (uno por cada 51 habitantes) y más de 1800 plazas de alojamiento turístico (una por cada seis residentes).<br />
En mi edificio, nueve de las once viviendas están ocupadas por apartamentos turísticos. Periódicamente atraen a grupos que, alentados por la falta de vigilancia, aprovechan para celebrar fiestas sin control, donde lo normal puede ser esparcir basura en el patio interior, vaciar extintores y convertir las zonas comunes en lugares para gritar, tumbarse o defecar. Lo que era un hogar seguro se ha convertido en un espacio donde quejarse por la conducta de los visitantes implica represalias: el buzón roto, una jamba de la puerta arrancada.<br />
Además, el bar situado en el bajo intenta apropiarse, con sus mesas y toldo, de toda la fachada, incluyendo el acceso al portal, que convierten de hecho en parte de su terraza. Las autoridades municipales consideran que no deben hacer nada, a pesar de reconocer que concedieron la licencia saltándose su propia normativa. ¿Es ahora cuando se puede añadir el adjetivo "kafkiano"?<br />
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Ante tal realidad, no es extraño que esté especialmente sensibilizado contra la turistificación de las ciudades y un modelo de ocio basado exclusivamente en el consumo. Como a las administraciones públicas adoradoras del PIB como medida de todas las cosas el problema les importa poco, la situación es más complicada cada año.<br />
Los problemas se agravan en Sanfermines, espacio para el todo vale. Por eso, intento no estar en la ciudad durante el mayor número posible de días. Junto a mi familia, huyo del barrio... y me convierto en un turista más, cómplice de la sobreexplotación, pérdida de identidad y uniformización de las ciudades. Ejerzo durante una semana de súbdito de una sociedad de mercado que instrumentaliza lo que deberían ser espacios para convivir.<br />
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Esta vez hemos ido a Polonia, nuestro primer viaje más allá del sol y la playa. Allí, he intentado generar el menor impacto negativo posible -o quizá solo quería establecer diferencias con la mayoría que me permitiesen autojustificarme y redujeran el sentimiento de culpabilidad-. He paseado sin objetivo definido y muy temprano, cuando las calles aún no habían sido invadidas por el resto de turistas. He visitando museos y pequeñas iglesias vacías. Nos hemos movido a pie o en transporte público. Hemos comprado en comercios locales. Sobre todo, hemos sido respetuosos con sus habitantes.<br />
Sin embargo, en muchos momentos me he visto formando parte de las mismas olas de extraños, cenando en uno de los múltiples locales que aprisionan la Plaza del Mercado de Cracovia -un lugar que, por respeto a su historia, debería estar libre del circo de restaurantes que invaden sus cuatro lados- u ocupando el centro de Varsovia. Me inquietaba pensar en las personas que han visto trastocadas sus vidas por un turismo que no les genera beneficios, que destruye y es insostenible. En nuestra huida de un barrio inhabitable -lleno de sudor, orines, basura y ruido- les hemos trasladado una pequeña parte de esa incomodidad.<br />
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Es una batalla perdida. La sociedad del ocio como negocio ha encontrado un filón en el turismo de consumo que anestesia nuestras insatisfacciones, convierte viajar en una "necesidad" y nos impulsa a ahorrar para poder pagar las fotos que luciremos con orgullo al volver. Dudo de que sea suficiente con intentar poner en práctica buenos hábitos al viajar.<br />
<br />
Posdata: ¿Por qué no ponemos en venta nuestro actual piso? Porque nadie en su sano juicio está dispuesto a trasladarse a un edificio ocupado en un 82% por turistas. Paradójicamente, en este barrio la especulación ha hecho que se disparen los precios de compra y alquiler. Las viviendas ya no son lugares para vivir, sino meras oportunidades de inversión.<br />
Entonces, ¿por qué no nos trasladamos a otra zona de la ciudad? Es sencillo: no queremos sentirnos expulsados, ni obligados a cambiar hábitos por la presión de quienes se están beneficiando al convertir el barrio en un parque temático.<br />
<br />
Posdata 2: Descubrí demasiado tarde la Cracovia de Wislawa Szymborska. Solo de casualidad encontré en la calle Radziwillowska la placa que recuerda donde vivió durante casi dos décadas. Me hubiese gustado sentarme en la cafetería Nowa Prowincja, algo así como el Café Gijón polaco...<br />
<br />
Posdata 3: Para reflexionar sobre la naturaleza e impacto del turismo, conviene leer webs alejadas del mayoritario discurso complaciente. Entre mis favoritas están <a href="http://turismografias.org/es/" target="_blank">Turismografías</a>, la <a href="http://donostiadefendatuz.eus/" target="_blank">Plataforma de Donostiarras preocupadas por el modelo de turismo</a>, el <a href="https://cactusevilla.wordpress.com/" target="_blank">Colectivo - Asamblea contra la Turistización de Sevilla</a>, la <a href="https://assembleabarris.wordpress.com/" target="_blank">Assemblea de Barris per un Turisme Sostenible</a> y el <a href="https://gealacorrala.blogspot.com/" target="_blank">Grupo de Estudios Antropológicos La Corrala</a>.<br />
<br />Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-47673471951723585082019-04-06T20:44:00.001+02:002019-04-08T17:51:12.392+02:00Mies<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<a href="https://2.bp.blogspot.com/-5XICxpGCg6Q/XKjtA4EubQI/AAAAAAAAY38/2oDtsqlOf9cYSgc1hyioG8__Mubk0_PMgCLcBGAs/s1600/portada_mies.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1135" height="200" src="https://2.bp.blogspot.com/-5XICxpGCg6Q/XKjtA4EubQI/AAAAAAAAY38/2oDtsqlOf9cYSgc1hyioG8__Mubk0_PMgCLcBGAs/s200/portada_mies.jpg" width="141" /></a><a href="http://panycomics.blogspot.com/" target="_blank">Agustín Ferrer Casas</a>, <i>Mies</i>. Grafito Editorial, 2019.<br />
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Buena parte de la vida profesional de Agustín Ferrer (Pamplona, 1971) ha estado dedicada a la arquitectura; al mismo tiempo, acumulaba premios en certámenes de cómic. Tras apostar por un cambio en su carrera, ha publicado desde 2014 cuatro novelas gráficas: <i>Las apasionantes lecturas del Sr. Smith</i>, <i><a href="https://jesusgarciasalguero.blogspot.com/2014/11/cazador-de-sonrisas.html" target="_blank">Cazador de sonrisas</a></i>, <i>Arde Cuba</i> y <i>Cartas desde Argel</i>.<br />
<i>Mies</i> aúna ambos mundos y supone su mejor historia, donde demuestra de nuevo sus habilidades para construir personajes llenos de claroscuros, manejar la ironía, mostrar con fidelidad las décadas centrales del siglo XX apoyándose en una rigurosa base documental o usar la ficción para explicarnos de forma más clara la realidad.<br />
Pero creo que aquí ha ido un paso más allá y ha crecido como artista hasta ser capaz de ofrecernos una verdadera obra maestra, editada a la altura por <a href="https://www.grafitoeditorial.com/shop/" target="_blank">Grafito Editorial</a>. Para mí, el buen arte es aquel que nos hace más felices mientras lo experimentamos, despierta nuestro interés por el mundo al que hace referencia y/o impulsa a participar activamente en lo que nos plantea, generando nuevas preguntas.<br />
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<a href="https://4.bp.blogspot.com/-Oheymnf2rA8/XKjtXFJ3yjI/AAAAAAAAY4E/DfaPc8qfYXAJQFLat12uxGNewJBo4iOtwCLcBGAs/s1600/mies-comic-agustin-ferrer-casas-design-graphic-novel-mies-van-der-rohe_dezeen_2364_col_9-1704x1055.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="991" data-original-width="1600" height="198" src="https://4.bp.blogspot.com/-Oheymnf2rA8/XKjtXFJ3yjI/AAAAAAAAY4E/DfaPc8qfYXAJQFLat12uxGNewJBo4iOtwCLcBGAs/s320/mies-comic-agustin-ferrer-casas-design-graphic-novel-mies-van-der-rohe_dezeen_2364_col_9-1704x1055.jpg" width="320" /></a></div>
Este cómic consigue las tres cosas. Es una experiencia estética y literaria sobresaliente: el autor ha planificado perfectamente la estructura narrativa (por ejemplo, los saltos temporales refuerzan los mensajes que desea transmitir en cada momento) y, quizá emulando el deseo del propio Van der Rohe de meter la naturaleza en los edificios, las composiciones de página -que aquí son muy variadas- dan un protagonismo especial a las obras del arquitecto, convirtiéndolas en fondo con el que interactúan las viñetas.<br />
Además, Ferrer Casas recupera recursos expresivos ya vistos en obras anteriores y que permiten un análisis del cómic como medio -el coloreado de las calles (<i>Cazador de sonrisas</i>) y los elementos que salen de las viñetas-, pero también añade nuevos: personajes traslúcidos que muestran el paso del tiempo en un solo espacio (en una doble página dedicada al <a href="https://miesbcn.com/es/el-pabellon/" target="_blank">Pabellón Alemán</a> para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929) y simetrías entre elementos de escenas diferentes (como las paredes de ónice del propio pabellón y la <a href="http://www.tugendhat.eu/en/homepage.html" target="_blank">Mansión Tugendhat</a> o el rostro de la esposa de van der Rohe al conocerlo y al abandonarlo).<br />
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<a href="https://4.bp.blogspot.com/-2uXuFbvxedE/XKjutsRi43I/AAAAAAAAY4g/8ECzTw6bysQrkmS3MnE5MzTX55Kj7H3CQCLcBGAs/s1600/IMG_20190406_202057.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1110" data-original-width="1600" height="222" src="https://4.bp.blogspot.com/-2uXuFbvxedE/XKjutsRi43I/AAAAAAAAY4g/8ECzTw6bysQrkmS3MnE5MzTX55Kj7H3CQCLcBGAs/s320/IMG_20190406_202057.jpg" width="320" /></a></div>
En segundo lugar, <i>Mies</i> es una fascinante puerta de entrada al arte arquitectónico. El autor nos muestra, con una envidiable claridad pedagógica, la motivación y significado de las principales obras de uno de los más importantes <a href="https://elpais.com/cultura/2019/02/26/actualidad/1551209957_949017.html" target="_blank">arquitectos</a> del siglo XX, pero su minuciosa documentación nos deja detalles y pistas para que podamos seguir investigando por nuestra cuenta: la influencia de <a href="https://veredes.es/blog/la-condicion-moral-los-materiales-javier-mozas/?utm_source=veredes&utm_campaign=51a42ce374-RSS_EMAIL_CAMPAIGN&utm_medium=email&utm_term=0_ac0ac7855a-51a42ce374-93835009" target="_blank">San Agustín</a>, quiénes eran <a href="http://oharchitecture.blogspot.com/2011/07/oh6-pius-pahl-monograph.html" target="_blank">Pius Pahl</a> y ¿<a href="https://www.museoreinasofia.es/coleccion/obra/letra" target="_blank">Grete Stern</a>? ("protagonistas" de una escena que rememora, con sus juegos de sombras, el cine de espías), la historia de la <a href="https://www.bauhaus.de/de/" target="_blank">Escuela Bauhaus</a>, los tres cuadros -obra de Kandinski, Klee y Beckmann- de los que van der Rohe nunca se separó, etc.<br />
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-kd7z0g8O5vc/XKjvdB-gPnI/AAAAAAAAY4w/D0mYH83mV1kGrW0JMN0iON3c-JsMZMB8wCLcBGAs/s1600/Ludwig-Mies-Van-Der-Rohe-e1513765136902.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="379" data-original-width="700" height="173" src="https://1.bp.blogspot.com/-kd7z0g8O5vc/XKjvdB-gPnI/AAAAAAAAY4w/D0mYH83mV1kGrW0JMN0iON3c-JsMZMB8wCLcBGAs/s320/Ludwig-Mies-Van-Der-Rohe-e1513765136902.jpg" width="320" /></a>Por último, esta novela gráfica va más allá de una reflexión sobre si <a href="https://elpais.com/elpais/2014/07/01/eps/1404216940_722852.html" target="_blank">Mies van der Rohe</a> podía ser un gran <a href="http://tecnne.com/biblioteca/publicaciones/conversando-con-mies/" target="_blank">profesional</a> al mismo tiempo que una persona detestable para plantear, en un final lleno de poesía, una pregunta mucho más interesante: ¿merece la pena sacrificar a tantas personas, e incluso a uno mismo, en la persecución de un solo ideal?<br />
Una lectura superficial podría hacer pensar que Agustín Ferrer es demasiado complaciente con su protagonista, en especial en los aspectos políticos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que se limita a ceder la voz narrativa al personaje a través de sus recuerdos -tanto los que comparte como los que guarda para sí mismo- y pocos serían capaces de mirar con sinceridad plena su propia biografía. En este sentido, algo significan, además, las urracas presentes en muchos episodios de la vida de este genio de la arquitectura...<br />
En definitiva, es un placer acercarse a este cómic sobre un artista que, al modificar su nombre, mantuvo el de "desdichado" (Mies en alemán) y alcanzó el éxito. Si van der Rohe hizo famosa la frase "<a href="http://noticias.arq.com.mx/Detalles/10388.html#.XKjnvJg9CuV" target="_blank">Menos es más</a>", en este caso podemos decir que, gracias a Agustín Ferrer Casas, "<i>Mies </i>es más".Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-6769359337716594492019-01-07T13:59:00.000+01:002019-01-07T13:59:58.775+01:00Las chicas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-Fg5eDyuuvtk/XDNLY4Nh3AI/AAAAAAAAX_Y/NchOzpn5o2E4iKcXbQxlOHsOmjYgEPQCACLcBGAs/s1600/c2627a82866f80ed1e11755d48dd025fd6d22241.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1020" height="320" src="https://2.bp.blogspot.com/-Fg5eDyuuvtk/XDNLY4Nh3AI/AAAAAAAAX_Y/NchOzpn5o2E4iKcXbQxlOHsOmjYgEPQCACLcBGAs/s320/c2627a82866f80ed1e11755d48dd025fd6d22241.jpeg" width="203" /></a></div>
Emma Cline, <i>Las chicas.</i> Ed. Anagrama, 2016.<br />
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Finales de la década de los sesenta, California. Principios del verano, catorce años.<br />
Un tiempo en apariencia infinito por delante, apenas supervisado en la periferia por los adultos, sin más obligaciones y estructura que las marcadas por las horas en las que el sol obliga a buscar cobijo. La amistad como único centro, la formación de un grupo de iguales, el descubrimiento del deseo, la camaradería y la solidaridad, la naturaleza como espacio para ser libres y encontrar lo inesperado.<br />
Siendo todo esto, <i>Las chicas</i> es el reverso tenebroso e inquietantemente realista de otras novelas de iniciación, un <i>Cuenta conmigo</i> sin concesiones a la esperanza.<br />
Evie Boyd necesita, como todos nosotros, sentirse reconocida y apreciada; adolescente, no sabe esconderse a sí misma de ese anhelo, disfrazarlo y olvidarse de él con otras ocupaciones. El hambre de cariño e identidad, unida a la conciencia de que quienes la rodean en su vida diaria son tan imperfectos y están tan desorientados como ella en su búsqueda de afecto a trompicones, la lanzan en los brazos de una comuna alternativa. Desesperada por dar y recibir amor y protección, por sentirse parte de algo y huir de un mundo que la daña sin descanso, se vuelve ciega a la podredumbre, la violencia y las señales de alarma.<br />
Aunque muchos comentaristas resaltan los elementos comunes con la secta de Charles Manson -por cierto, no entiendo la complaciente fascinación que genera en muchos artistas de la cultura popular-, creo que eso no es lo más importante del relato ni lo que lo convierte en una gran novela.<br />
Con una prosa plagada de imágenes lúcidas y tan reveladoras que nos hieren y cuestionan, la autora utiliza esos hechos trágicos para desnudar nuestra naturaleza. Nos recuerda que el futuro en el que creíamos de jóvenes, cuando aún había tanto por delante, lleno de promesas y oportunidades desconocidas, luminoso y esperanzado como el más feliz de los veranos, se ha convertido en un presente más gris.<br />
También que hay cosas que nunca dejamos de ser, como Evie, que en su madurez anhela y rechaza al mismo tiempo el contacto con otras personas, manteniéndose como espectadora de sus propias relaciones.<br />
O que hay historias siempre repetidas, inevitables pese a todas las advertencias, cuando no queremos ver la realidad porque deseamos alargar la promesa de felicidad con una persona en concreto, como Sasha, uno de los personajes secundarios que desencadenan el recuerdo.<br />
Y, por último, nos sitúa sin poder cerrar los ojos ante nuestra capacidad para odiar de múltiples formas, para hacer tanto daño como el amor que podemos dar, mucho más marcados por el contexto de lo que nos gusta creer. En este sentido, la novela parece más vinculada a reflexiones como <i>El efecto Lucifer</i>, de Philip Zimbardo, que a una insana nostalgia por la crónica de sucesos.Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-55446990774633130562018-09-09T16:30:00.002+02:002020-07-31T08:37:25.792+02:00La residencia de estudiantes<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-XldHIxvrrCY/W5Ut6ZXHS8I/AAAAAAAAWIc/uvpmz2iGH8U0TqpeqHP_W6lz7qRsNXcqQCLcBGAs/s1600/La_residencia_de_estudiantes_cubierta.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="271" data-original-width="200" src="https://1.bp.blogspot.com/-XldHIxvrrCY/W5Ut6ZXHS8I/AAAAAAAAWIc/uvpmz2iGH8U0TqpeqHP_W6lz7qRsNXcqQCLcBGAs/s1600/La_residencia_de_estudiantes_cubierta.gif" /></a></div>
Yoko Ogawa, <i>La residencia de estudiantes. </i>Ed. Funambulista, 2011.<br />
<blockquote class="tr_bq">
<i><span style="color: #222222; display: inline; font-size: 13.93px; line-height: 22.28px;">«</span></i><i>- Sí, vivir quizá sea lo más parecido a la sensación que tenemos cuando perdemos algo.</i><i><span style="color: #222222; display: inline; font-size: 13.93px; line-height: 22.28px;">»</span></i></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<i><span style="color: #222222; display: inline; font-size: 13.93px; line-height: 22.28px;">«</span></i><i>- Si te surge cualquier cosa, házmelo saber. Si te quedas sin dinero, si enfermas, si te pierdes…<br />- ¿Si me pierdo?</i><i><span style="color: #222222; display: inline; font-size: 13.93px; line-height: 22.28px;">»</span></i></blockquote>
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Pérdida, soledad, incertidumbre, silencio... Los protagonistas de esta novela breve giran en torno a un vacío relacionado con el cambio.</div>
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Al inicio del relato, la narradora espera el día en que abandonará Tokio para acompañar a su marido en Suecia. Mientras tanto, vive un tiempo entre paréntesis, que ocupa en actividades sin un fin concreto.</div>
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Tras muchos años sin relación, su primo contacta con ella para que le ayude a encontrar alojamiento en la ciudad donde comenzará la universidad. En un diálogo entre ambos, relaciona la <i><span style="color: #222222; display: inline; font-size: 13.93px; line-height: 22.28px;">«</span></i>tensión en el pecho<i><span style="color: #222222; display: inline; font-size: 13.93px; line-height: 22.28px;">»</span></i> que le genera este cambio con sus experiencias previas de pérdida.</div>
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Por último, el director de la residencia donde ella se alojó y que acoge al joven padece una degradación física paralela al del edificio aunque, como éste, lucha por sobrevivir.</div>
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Ninguno parece capaz de explicar con precisión qué le sucede. La indefinición se extiende a la naturaleza de la residencia y al pasado y motivaciones del anciano <i>sensei</i>. Ogawa sabe amplificar ese clima, ambiguo e inquietante, al presentar elementos sin límites claros que contrastan con una estructura narrativa sencilla, un lenguaje exacto y algunas descripciones muy vivas. Por ejemplo, no hay nombres propios y se multiplican las referencias a zonas borrosas, cristales velados por la oscuridad y la lluvia, reflejos más definidos que el objeto original; al mismo tiempo, el marido ausente envía cartas plagadas de instrucciones concretas y la mirada se demora en los más pequeños detalles de una habitación.</div>
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La autora más vendida del Japón actual fusiona con habilidad referencias muy distintas. Al unir elementos físicos con la sensación que generan recupera el tradicional <i>mono no aware</i> nipón. El detalle con que aparecen descritos los cuerpos y su potencial como objetos de un deseo obsesivo recuerda a Junichiro Tanizaki (<i>La llave</i>, <i>Tatuaje</i>). La presencia constante de lo irreal y lo extraño como marco que envuelve todo recuerda a su contemporánea Banana Yoshimoto (<i>Amrita</i>, <i>Sueño profundo</i>).</div>
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Pero lo que convierte esta novela de Yoko Ogawa en una obra a valorar más allá de su éxito comercial es la capacidad para seguir las convenciones del género de terror -tensión creciente, elementos recurrentes e insidiosos, personajes ausentes, casi fantasmales, pero con presencia en la obra- y abandonarlas en el momento justo, sustituyendo un final clásico por otro de carácter más simbólico y sugerente. Como las mejores historias, <i>La residencia de estudiantes</i> se queda rondando en la memoria y plantea preguntas que nos hacen mirar la realidad de otra forma.</div>
Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-11591082942292568742018-08-13T00:18:00.000+02:002020-07-31T08:37:38.296+02:00Deseos (Grace Paley)<div dir="ltr">
Hace poco más de un año me acerqué por primera vez a los <a href="http://horasenlabiblioteca.blogspot.com/2018/04/cuentos.html"><i>Cuentos</i></a> de E. Hemingway y descubrí que entre sus mejores obras están los relatos más breves: <i>Gato bajo la lluvia </i>(1925), <i>Colinas como elefantes blancos</i> (1927) y <i>El viejo en el puente </i>(1938). Desde entonces, aprecio mucho más a quienes son capaces de expresar tanto en muy poco espacio, de crear historias, mínimas en lo externo pero amplias en significados, que se quedan rondando en la memoria días después de leerlas... Ahora, como efecto colateral e indeseado, sospecho de quienes parecen necesitar cientos de páginas o incluso varios volúmenes para expresar algo. Qué le voy a hacer.<br />
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<a href="https://2.bp.blogspot.com/-UOKk0m1SKVw/W3CxCsrg18I/AAAAAAAAV3g/qZfmsxqLbzEVC5lUXQaTocP_PFcZzkGRwCLcBGAs/s1600/14887133201316.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="439" data-original-width="660" height="212" src="https://2.bp.blogspot.com/-UOKk0m1SKVw/W3CxCsrg18I/AAAAAAAAV3g/qZfmsxqLbzEVC5lUXQaTocP_PFcZzkGRwCLcBGAs/s320/14887133201316.jpg" width="320" /></a></div>
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Como su compatriota, Grace Paley presenta en <i><a href="http://estaticos.elmundo.es/documentos/2006/05/04/deseos.pdf" target="_blank">Deseos</a></i> (1974) sucesos aparentemente sin importancia -la devolución de dos novelas a la biblioteca, el encuentro casual de un antiguo matrimonio- que se convertirán para los lectores en ventanas abiertas a una realidad mucho más compleja y profunda. La autora es capaz de mostrar, en solo tres páginas, el carácter y motivaciones de los protagonistas y la dinámica de su relación durante casi treinta años.</div>
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Y si en lo narrado se pasa de la anécdota a lo general, también el estilo encierra otros significados. El relato está construido desde la oralidad, como si estuviésemos escuchando el monólogo de una ama de casa norteamericana de clase media; ella misma nos señala cómo <i>"soy (...) conocida por mis comentarios afables"</i>. Esa sensación de informalidad se refuerza por la ausencia de guiones de diálogo, pero la apariencia superficial es muy distinta a la realidad: el relato sustituye progresivamente los comentarios sobre lo cotidiano por confesiones amargas, reflexiones inteligentes e, incluso, un tono lírico (<i>"los pequeños sicomoros que la ciudad había plantado soñadoramente"</i>).</div>
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Entonces, ¿de qué nos habla <i>Deseos</i> a nosotros, convertidos en interlocutores privilegiados de la narradora, a la que conocemos mejor que sus maridos y vecinos? Del paso del tiempo -hay referencias constantes a lo largo del relato-, de cómo lo llenamos con anhelos a veces invisibles para los demás, del modo en que nuestras expectativas nos separan y de que quien más parece desear es, a veces, el que tiene deseos más banales.</div>
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Los libros que entrega en la biblioteca actúan como una poderosa metáfora. Quizá no es casual que se trate de dos novelas de Edith Warton, una autora que criticó las convenciones sociales de su época a través de una prosa sencilla e irónica. Si ha necesitado que la acompañasen durante muchos años, el acto de llevarlos a la <i>"nueva biblioteca"</i>, donde la encargada <i>"se echó a la espalda mi pasado, dejó limpio mi expediente"</i> puede representar un primer paso hacia un cambio vital más profundo.<br />
Quizá el impulso inicial -la contemplación de unos árboles que han crecido a la vez que sus hijos y que <i>"habían llegado a su plenitud"</i>- la ha permitido reconocer el fin de los lazos que la ataban, máxime cuando ni sus maridos tienen <i>"suficiente carácter para toda una vida"</i>.<br />
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<a href="https://2.bp.blogspot.com/-oqY-95dGkT4/W3Cv0_xcRcI/AAAAAAAAV3Q/5juslRcHWJ42o8kEjI1oNYBRcpdHL6idwCLcBGAs/s1600/enormous%2Bchanges.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="723" height="200" src="https://2.bp.blogspot.com/-oqY-95dGkT4/W3Cv0_xcRcI/AAAAAAAAV3Q/5juslRcHWJ42o8kEjI1oNYBRcpdHL6idwCLcBGAs/s200/enormous%2Bchanges.jpg" width="133" /></a></div>
Como en varios de los cuentos de Hemingway, solo podemos especular sobre qué decisiones tomará la protagonista. En este caso, me gusta imaginar que hará como <a href="http://www.gracepaleythefilm.com/aboutgracepaley.html" target="_blank">Grace Paley</a>, una destacada activista política, defensora de los derechos civiles y comprometida feminista y pacifista. A fin de cuentas, el relato se incluye en el libro <i>Enormes cambios en el último minuto</i> (1974)...</div>
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Después de leer <i>Deseos</i>, los <i><a href="https://www.anagrama-ed.es/libro/otra-vuelta-de-tuerca/cuentos-completos/9788433976321/OVT_52" target="_blank">Cuentos completos</a></i> y la recopilación de textos <i><a href="https://circulodetiza.es/autores/grace-paley/" target="_blank">La importancia de no entenderlo todo</a></i> han entrado ya en la lista de autoras a explorar. Con su visión ácida e irónica sobre las apariencias de una pequeña comunidad norteamericana, no dejo de pensar en que este relato podría haber sido la madre putativa de series como <i>Desperate Housewives</i> o <i>Big Little Lies</i> :-)</div>
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Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-87889786127555440922018-01-01T21:33:00.000+01:002020-07-31T08:37:57.127+02:00Los huesos del invierno<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://4.bp.blogspot.com/-hNUygHYMcdg/WkqV6GUjdVI/AAAAAAAAUPk/XPLEiEnEl-cdItt6X6hOU_Jpmf_RxfTXACLcBGAs/s1600/huesos_invierno.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="550" data-original-width="369" height="200" src="https://4.bp.blogspot.com/-hNUygHYMcdg/WkqV6GUjdVI/AAAAAAAAUPk/XPLEiEnEl-cdItt6X6hOU_Jpmf_RxfTXACLcBGAs/s200/huesos_invierno.jpg" width="133" /></a></div>
Daniel Woodrell, <i>Los huesos del invierno</i>. Alba Editorial, 2013.<br />
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Qué malas son las etiquetas. Y qué buenas las obras capaces de superarlas.<br />
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<i>Los huesos del invierno</i> lo consigue: está construida con los elementos del canon de la novela negra, pero hilvanados de una forma que rompe con lo habitual y en un contexto que los dota de nuevas significaciones... O, mejor dicho, que recupera y actualiza su esencia básica, la de Hammett, Chandler y McDonald.<br />
<br />
El detonante de la historia es la búsqueda de un delincuente desaparecido antes de su juicio. La estructura del relato combina diálogos ágiles -donde no faltan los duelos verbales y las amenazas- y acción -con armas implicadas y más de un golpe-. La protagonista que ejerce como detective es una mujer dura, capaz de hacer caso omiso a las continuas advertencias para abandonar el caso. Planea constantemente la sensación de que existe algo mucho más gordo detrás de lo que vemos; como lectores, pronto comenzamos a sospechar que hay relaciones ocultas entre los personajes, alianzas y enfrentamientos invisibles para quienes no forman parte de esa red. Es imposible estar seguros de quién ayuda de manera desinteresada y quién esconde otros intereses, quién dice la verdad y quién miente.<br />
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Y, también como en el relato negro clásico, importa menos la resolución del caso -esta no es una "novela problema", donde el ingenio encaja las piezas del enigma- como el retrato del contexto social donde transcurre. La investigación es la oportunidad para describir las disfunciones de un mundo capaz de generar un crimen así, de las dinámicas que convierten a todo un grupo social en víctimas sin esperanza en un futuro digno, da igual que sean inocentes o culpables, que sufran dolor o lo causen.<br />
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Ese es uno de los tres elementos que convierten la novela en algo especial: la capacidad para reflejar con realismo un entorno humano muy distinto a la sociedad ideal en la que nos gusta creer que vivimos <span style="font-size: xx-small;">(1)</span>. El segundo es el inteligente uso del lenguaje, igual de eficaz a la hora de hacernos sentir el frío del invierno en la meseta de Ozark (Missouri), explorar la mente de sus personajes, generar tensión u ofrecernos momentos de verdadera poesía.<br />
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El tercero, por supuesto, es Ree, la protagonista, una joven de dieciséis años que ha abandonado los estudios y aspira a alistarse en el ejército como tabla de salvación. Mientras espera ese oportunidad, protege a una madre enferma y, consciente a su pesar de que libra una batalla perdida de antemano para salvar a sus dos hermanos pequeños de un futuro violento, intenta darles las herramientas para ser autónomos (cocinar, asear a su madre, disparar a las ardillas e, implícitamente, a las personas que se acerquen demasiado a su casa). Asistimos a sus sueños y anhelos, a su lucha interna entre la necesidad de encontrar una vida mejor y la lealtad a la familia, a una sutil historia de amor y deseo. E inevitablemente admiramos su valentía y obstinación, rogamos para que no le pase nada malo -maldita niña testaruda- y deseamos que pueda alcanzar un futuro mejor a aquel para el que parece predestinado todo su entorno.<br />
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<i>Los huesos del invierno</i> es pura novela negra. También una de las primeras obras del <a href="http://acuarelalibros.blogspot.com.es/2013/04/sur-profundo-country-noir-los-vecinos.html" target="_blank">country noir</a>, como defiende su autor. Pero lo importante es que se trata de una obra literaria digna en sí misma, sin necesidad de más etiquetas.<br />
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<span style="font-size: xx-small;">(1)</span><span style="font-size: x-small;"> Una autenticidad que, por cierto, se echa de menos en muchas de las actuales novelas policíacas de consumo. Demasiadas veces parece que los autores más vendidos repiten una fórmula estandarizada: elegir un tema de actualidad y volcar artificialmente en el relato la información que han recopilado.</span>Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-65880686328040676072017-11-22T22:39:00.000+01:002020-07-31T08:38:10.196+02:00Las manos de mi madreKarmele Jaio, <i>Las manos de mi madre</i>. Ed. Ttarttalo, 2008.<br />
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<a href="https://2.bp.blogspot.com/-4br5hpKoBQs/WhlGy0VmyWI/AAAAAAAAUDA/fZEP5oKQgugw7Hm3z-dxvLPakx4YDHwJgCLcBGAs/s1600/las_manos_de_mi_madre.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="546" data-original-width="360" height="200" src="https://2.bp.blogspot.com/-4br5hpKoBQs/WhlGy0VmyWI/AAAAAAAAUDA/fZEP5oKQgugw7Hm3z-dxvLPakx4YDHwJgCLcBGAs/s200/las_manos_de_mi_madre.jpg" width="131" /></a></div>
¿Cuántas buenas autoras y autores me quedan por descubrir? <a href="https://karmelejaio.com/" target="_blank">Karmele Jaio</a> era, hasta hace pocos días, una de ellas...<br />
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<i>Las manos de mi madre </i>rebosa de belleza, ideas y significados. Al mismo tiempo, e<span style="font-family: inherit;">stá construida con un lenguaje en apariencia sencillo por la facilidad con que nos guía durante la lectura, por cómo se suceden sin esfuerzo las palabras (¡y qué difícil es conseguir ese efecto!). Primera no</span>vela de una <a href="http://cadenaser.com/programa/2016/02/26/hoy_por_hoy/1456481026_484471.html" target="_blank">poeta</a>, entremezcla hábilmente las sensaciones y los pensamientos con el entorno físico en que se generan; en especial, me ha gustado cómo refuerza la exposición de sentimientos a través de metáforas físicas:<br />
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<i><span style="background-color: transparent; color: #222222; display: inline; float: none; font-size: 13.93px; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; line-height: 22.28px; text-align: left; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;"><span style="font-family: inherit;">«</span></span>Y que, <span style="font-family: inherit;">como</span> le ocurre a todo el que es consciente de que va a hacer una locura, siento corrientes de agua en mi interior, de un lado al otro, siento olas golpeando contra mi corazón, y me da la impresión de que la espuma que crean me va a salir por la boca en forma de palabras. Y, de repente, todo lo que me rodea adquiere formas redondeada, no hay bordes, no hay esquinas.<span style="background-color: transparent; color: #222222; display: inline; float: none; font-size: 13.93px; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; line-height: 22.28px; text-align: left; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;"><span style="font-family: inherit;">»</span></span></i><br />
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Las mujeres protagonizan la trama -ellas son quienes hablan y toman decisiones- y cada personaje tiene elementos en común con otros: Luisa y Nerea son, en diferentes momentos de sus vidas, madre e hija, cuidadora y objeto de cuidado; Dolores y Maite constituyen el apoyo de Luisa y Nerea; Germán y Carlos representan el primer amor roto de forma dolorosa... Sus relaciones ejemplifican experiencias personales y dinámicas familiares universales y, sobre todo, muestran cómo influye el pasado en nuestras vidas, tanto aquello que recordamos como lo que se desconocía y es descubierto.<br />
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<i><span style="background-color: transparent; color: #222222; display: inline; float: none; font-family: inherit; font-size: 13.93px; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; text-align: left; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">«</span>Seis mujeres miran a la cámara y sonríen, inmersas en un universo en blanco y negro. Acerco la fotografía a la mano de mi madre e, igual que los recién nacidos se agarran al dedo que les toca la mano, mi madre toma la fotografía en su mano, como por un acto reflejo, como por inercia. Igual que Maialen tomó mi mano al poco de nacer.</i><span style="background-color: transparent; color: #222222; display: inline; float: none; font-family: "times new roman"; font-size: 13.93px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; line-height: 22.28px; text-align: left; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;"><span style="font-family: inherit;">»</span></span><br />
<i><b></b><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike><br /></i>
Nerea, la narradora, una periodista que toma conciencia de cómo el frágil equilibrio de su vida está en peligro, nos desvela por completo sus pensamientos, a veces recurrentes -hay muchos elementos que se repiten a lo largo del texto, como hilo conductor de la evolución de la protagonista-. Y también demuestra que el cambio es inevitable -<i><span style="background-color: transparent; color: #222222; display: inline; float: none; font-family: inherit; font-size: 13.93px; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; text-align: left; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">«</span>La que guarda en su recuerdo ya no existe<span style="background-color: transparent; color: #222222; display: inline; float: none; font-family: "times new roman"; font-size: 13.93px; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; line-height: 22.28px; text-align: left; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;"><span style="font-family: inherit;">»</span></span></i>, nos advierte- pero que podemos liberarnos del miedo y crecer. Para conocer cómo lo consigue, y para emocionarnos junto a ella, basta con sumergirse en este libro. Al finalizar, uno se pregunta qué será de Maialen, la tercera generación de esta familia de la que hemos formado parte, siquiera como testigos, durante ciento cincuenta páginas.Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-13698589932349919262017-03-27T16:43:00.000+02:002020-07-31T08:38:20.366+02:00Emigrantes: un artículo de Shaun TanCuando preparaba una tertulia sobre <i><a href="https://www.barbarafioreeditora.com/catalogo/libros/emigrantes" target="_blank">Emigrantes</a></i>, la obra más conocida de Shaun Tan, encontré un largo artículo escrito por el propio autor y disponible de forma parcial en su <a href="http://www.shauntan.net/books/the-arrival.html" target="_blank">web</a>.<br />
Por su gran interés -para analizar la obra y el tema principal, como presentación de algunos elementos técnicos del cómic y reflexión sobre los significados de las obras artísticas- me animé a traducir el texto: <br />
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<a href="https://1.bp.blogspot.com/-3LyW7AeQPFg/WNkk4CdZcjI/AAAAAAAARIU/vM1cKFpsG2IEZ1QoaPFDTgM-HgWNqOZkwCLcB/s1600/emigrantes_shaun_tan.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="180" src="https://1.bp.blogspot.com/-3LyW7AeQPFg/WNkk4CdZcjI/AAAAAAAARIU/vM1cKFpsG2IEZ1QoaPFDTgM-HgWNqOZkwCLcB/s320/emigrantes_shaun_tan.jpg" width="320" /></a></div>
«Revisando gran parte de mi trabajo anterior como ilustrador y escritor, me doy cuenta de que me interesa permanentemente el concepto de “pertenencia”, en especial la búsqueda o la pérdida de la misma. No estoy seguro de si esto tiene algo que ver con mi propia vida; parece ser una preocupación subconsciente, más que consciente. Una de las experiencias que, quizá, haya contribuido a ello puede ser la de crecer en Perth, una de las ciudades más aisladas del mundo, entre un vasto desierto y un océano aún más extenso. En concreto, mis padres se instalaron en un suburbio recién creado del norte de la ciudad, desprovisto de cualquier identidad, cultura o historia propias.<br />
Ser medio chino en un lugar en el que esto era bastante inusual podría haber agravado esta sensación, ya que constantemente me preguntaban “¿de dónde eres?”. Mi respuesta, “de aquí”, siempre generaba más preguntas. Por lo menos, era una atención mucho más positiva que el ocasional racismo de bajo nivel que experimenté cuando era niño.<br />
Sin embargo, más allá de cualquier dificultad personal, creo que el “problema” de la pertenencia es una cuestión existencial sobre la que todo el mundo reflexionamos de vez en cuando, sobre todo cuando las cosas van mal o algo desafía nuestra cómoda vida diaria y nuestras expectativas (ese es, además, el momento en que comienza una buena historia). A menudo nos encontramos con nuevas realidades -escuela, trabajo, relación o país- que exigen reinventar nuestro concepto de “pertenencia”.<br />
Esto era lo que más tenía en mente durante el largo periodo en que trabajé en <i>Emigrantes</i>, un libro que trata sobre su experiencia. Teniendo en cuenta mi preocupación por los “extraños en tierras extrañas”, era obvio que abordase ese tema: una historia sobre alguien que salía de su casa para encontrar una nueva vida en un país donde, además de no comprender el idioma, hasta los detalles más básicos y cotidianos resultan confusos. Es un escenario que había imaginado durante varios años antes de que cristalizara en algún tipo de forma narrativa.<br />
El libro no tiene una sola fuente de inspiración, sino que representa la convergencia de varias ideas. Había estado pensado en una etapa un tanto invisible acerca de la historia de los chinos en Australia Occidental, en particular en una zona de South Perth, que ahora es un parque pero que hace un siglo fue un mercado. Hice un poco de investigación sobre quiénes eran esas personas y cómo se relacionaban con la comunidad anglo-australiana, y me motivó especialmente una historia corta, <i>Wong Chu and The Queen’s Letterbox</i>, del escritor australiano T.A.G. Hungerford, que se basa en los recuerdos infantiles del autor sobre un grupo de hombres incomprendidos y segregados, trágicamente separados de sus familias, que habían vuelto a China.<br />
En cuanto a fuentes más cercanas, mi padre llegó en 1960 a Australia desde Malasia para estudiar arquitectura. Así conoció a mi madre, que trabajaba en una tienda de plumas técnicas. Las historias de papá son incompletas y se centran en detalles específicos -la comida desagradable, el tiempo demasiado frío o cálido, malentendidos divertidos, la soledad, etc-. Al investigar varias historias migratorias -comencé por la Australia de posguerra y luego amplié a los periodos de migración masiva hacia los Estados Unidos alrededor de 1900-, fueron los detalles cotidianos los que me parecieron más reveladores de una experiencia humana común y universal, tanto en el pasado lejano como en el más reciente. Tras recoger más anécdotas de amigos nacidos en el extranjero -y de mi pareja, de origen finés-, me di cuenta de los muchos problemas comunes a los que se enfrentan los migrantes, con independencia de su nacionalidad y destino: enfermedad, pobreza, pérdida de estatus social, falta de cualificaciones reconocidas en el país de acogida, separación de la familia.<br />
Al intentar reimaginar tales circunstancias (de las cuales no tengo experiencia directa), el desarrollo de mi idea original sobre un libro de imágenes bastante convencional generó una estructura muy diferente. Parecía que una secuencia visual más larga y fragmentada, sin palabras, captaría mejor una cierta sensación de incertidumbre y descubrimiento que descubrí en mi investigación. También me llamó la atención la idea de tomar prestado el “lenguaje” de los viejos archivos pictóricos y los álbumes de fotos familiares que había estado viendo, que contienen tanto claridad documental como un enigmático silencio sepia. Se me ocurrió que los álbumes de fotos son solo otro tipo de libro de imágenes que todo el mundo hace y lee, una serie de imágenes cronológicas que ilustran la historia de la vida de alguien. Apelan a nuestra memoria y nos invitan a llenar las brechas silenciosas, animándolas con la adición de nuestra propia historia.<br />
En <i>Emigrantes</i>, la ausencia de cualquier descripción escrita pone al lector en los zapatos de una persona inmigrante. No hay ninguna guía sobre cómo interpretar las imágenes, y nosotros mismos debemos buscarles significado. Las palabras captan de forma notable nuestra atención e influyen en cómo interpretamos las imágenes que las acompañan: en su ausencia, una imagen puede tener más espacio conceptual a su alrededor, e invita a una atención más prolongada de un lector que de otra manera podría fijarse solo en el texto más cercano, dejando de lado su imaginación.<br />
(...)<br />
El poder de la narración silenciosa no se muestra únicamente en la eliminación de la distracción de las palabras. También ralentiza al lector para que pueda reparar en cada pequeño detalle y en cada acción.<br />
Por supuesto, esto supuso algún coste, ya que las palabras son vehículos maravillosamente adecuados para las ideas. En su ausencia, incluso describir las acciones más simples, como embalar una maleta, comprar un pasaje, cocinar o pedir trabajo, amenazaban con convertirse, al dibujarlo, en un ejercicio muy complicado, laborioso y potencialmente peligroso. Tuve que encontrar una forma práctica, clara y visualmente económica de guiar este tipo de narración. Inconscientemente, me había encontrado trabajando en una novela gráfica en lugar de en un libro de imágenes. No hay una gran diferencia entre los dos, pero quizá en una novela gráfica hay mucho más énfasis en la continuidad entre elementos múltiples; en realidad está más cerca en muchos aspectos de la realización de películas que de la ilustración de libros.<br />
Nunca he sido un gran lector de cómics (había llegado a la ilustración como un pintor), por lo que parte de mi investigación se reorientó a estudiar diferentes tipos de cómics y novelas gráficas. ¿Qué formas tienen las viñetas? ¿Cuántas debe tener una página? ¿Cuál es la mejor manera de hacer una transición entre escenas? ¿Cómo se controla el ritmo de la narración, sobre todo cuando no hay palabras? Una referencia útil fue <i>Entender el cómic. El arte invisible</i>, de Scott McCloud, que detalla muchos aspectos del "arte secuencial" de una manera que es a la vez teórica y práctica, en especial porque es un libro de texto escrito muy hábilmente como un cómic. También noté que muchos cómics japoneses (manga) usan grandes extensiones de narrativa silenciosa, y explotan un sentido visual del tiempo que es ligeramente diferente del de los cómics occidentales, lo que me pareció muy instructivo. Simultáneamente, había estado trabajando hacía poco como director de animación para un estudio en Londres, adaptando <i>La cosa perdida</i> como un cortometraje (donde gran parte de la narración es silenciosa) y estudiando atentamente las técnicas utilizadas por los artistas y editores de storyboard en esa industria. Todas estas “investigaciones” contribuyeron a desarrollar el estilo y la estructura del libro a través de varias revisiones completas.<br />
El proceso real de producir las imágenes finales llegó a ser más como la realización de películas que como la ilustración convencional. Consciente de la importancia de mantener la congruencia entre viñetas, junto con un interés estilístico por las primeras fotografías, construí físicamente algunos "escenarios" básicos con trozos de madera y cajas de nevera, muebles y objetos domésticos. Estos se convirtieron en modelos sencillos para las estructuras dibujadas en el libro, desde edificios altísimos hasta las mesas de desayuno. Con la iluminación adecuada, y algunos amigos actuando como los personajes trazados en los bocetos, pude grabar composiciones y secuencias de acción que se aproximaban a cada escena. Seleccionando imágenes fijas, jugué con ellas digitalmente, distorsionando, sumando y restando, dibujando sobre la parte superior y probando varias secuencias para ver cómo podían ser “leídas”. Se convirtieron en las referencias de composición para los dibujos finales, que fueron producidos por un método más pasado de moda: el lápiz de grafito. Para cada página de hasta doce imágenes, todo el proceso duró alrededor de una semana... sin incluir los intentos desechados, de los cuales había varios.<br />
Gran parte de la dificultad consistía en combinar imágenes realistas de referencia -personas y objetos- en un mundo completamente imaginario, ya que este siempre fue mi concepto central. Con el fin de entender mejor lo que es viajar a un nuevo país, quería crear un lugar de ficción igualmente desconocido para los lectores de cualquier edad (incluido yo). Este es, por supuesto, el momento en que mi afición por las "tierras extrañas" alzó el vuelo, ya que tenía algunas nociones previas sobre un lugar donde los pájaros son simplemente "como-pájaros " y los árboles "como-árboles", donde la gente se viste extrañamente, los accesorios del apartamento son confusos y las actividades ordinarias en la calle muy peculiares. Esto, que es lo que imagino deben sentir muchos inmigrantes, lo examino a través de la ilustración, donde cada detalle puede ser dibujado a mano.<br />
Dicho esto, los mundos imaginarios nunca deben ser "pura fantasía", y sin un marco concreto de realidad, pueden terminar con la incredulidad suspendida del lector, o simplemente confundirlo demasiado. Siempre estoy interesado en encontrar el equilibrio adecuado entre objetos cotidianos, animales y personas, y sus alternativas mucho más fantasiosas. En el caso de <i>Emigrantes</i>, dibujé mis propios recuerdos de viajes a países extranjeros, esa sensación de tener nociones básicas pero imprecisas de cosas a mi alrededor, una conciencia de entornos saturados de significados ocultos: todo muy extraño pero absolutamente convincente. En mi país sin nombre, criaturas peculiares emergen de ollas y cuencos, luces flotantes vagan inquisitivamente a lo largo de las calles, puertas y armarios ocultan su contenido, y todo lo que hay alrededor son avisos que llaman, invitan o advierten en alfabetos indescifrables. Son elementos equivalentes a algunos momentos que he experimentado como viajero, donde incluso simples actos de comprensión son un reto.<br />
Una de mis principales fuentes de referencia visual fue Nueva York a principios del siglo XX, un gran centro de migración masiva para los europeos. Muchas de mis "imágenes de inspiración" pegadas a las paredes de mi estudio eran fotografías antiguas de la llegada de inmigrantes a Ellis Island, notas visuales que proporcionaron los conceptos subyacentes, el tono y el ambiente de muchas escenas que aparecen en el libro. Otras imágenes que coleccioné, tanto por su carácter ordinario como por la extrañeza que podían generar, representaban escenas callejeras en ciudades europeas, asiáticas y del Medio Oriente: vehículos anticuados, plantas y animales al azar, letreros y carteles en tiendas, interiores de apartamentos, fotos de personas que trabajaban, comían, hablaban y jugaban. Los elementos de mis dibujos evolucionaron gradualmente a partir de estos orígenes bastante simples. Una escultura colosal en medio de un puerto de la ciudad, la primera vista extraña que saluda a los migrantes que llegan, sugiere una hermandad con la Estatua de la Libertad. Una escena de inmigrantes que viajaban en una nube de globos blancos se inspiró en imágenes de emigrantes embarcando en trenes, así como en el desove nocturno de pólipos de coral, dos ideas asociadas a temas comunes subyacentes: la dispersión y la regeneración.<br />
Incluso los fenómenos más imaginarios del libro están destinados a tener algún peso metafórico, aunque no se refieran a cosas específicas, y pueden ser difíciles de explicar plenamente. Una de las imágenes en las que había estado pensando durante años estaba relacionada con una escena de edificios podridos, sobre los cuales "nadaban" una especie de enormes serpientes negras. Me di cuenta de que éstas podían ser interpretadas de varias maneras: literalmente, como una infestación de monstruos, o más en sentido figurado, como una especie de amenaza opresiva. E incluso entonces está abierto al lector individual decidir si su sentido puede ser político, económico, personal o cualquier otra cosa, dependiendo de qué ideas o sentimientos le puede inspirar esa escena.<br />
Raramente me interesan los significados simbólicos, donde una cosa "representa" otra cosa, porque esto disuelve el poder de la ficción para ser reinterpretada. Me siento más atraído por una especie de resonancia o poesía intuitiva que podemos disfrutar al mirar imágenes y "entender" lo que vemos sin necesariamente poder articularlo. Un personaje clave en mi historia es una criatura que se parece a un renacuajo que anda, tan grande como un gato y que tiene la intención de formar una amistad no deseada con el protagonista principal. Tengo mis propias impresiones sobre de qué se trata -de nuevo, tiene algo que ver con el aprendizaje sobre la aceptación y la pertenencia- pero tendría un montón de problemas para tratar de expresar esto plenamente en palabras. Parece tener mucho más sentido como una serie de silenciosos dibujos a lápiz.<br />
A menudo busco en cada imagen cosas que son lo suficientemente extrañas como para invitar a un alto grado de interpretación personal, aunque todavía mantengan un enlace con la realidad. La experiencia de muchos inmigrantes traza un interesante paralelo con la forma creativa y crítica de mirar que intento seguir como artista. Hay un tipo similar de búsqueda de sentido e identidad en un entorno que puede ser alternativamente transparente y opaco, sensible y confuso, pero siempre abierto a la reevaluación. Espero que más allá de su tema inmediato, cualquier narración ilustrada pueda animar a sus lectores a dedicar un momento a mirar más allá de lo "corriente" de sus propias circunstancias, y considerarlo desde una perspectiva ligeramente diferente. Uno de los grandes poderes de la narración es que nos invita a caminar en los zapatos de otras personas por un tiempo pero, quizás más importante aún, también nos invita a contemplar nuestros propios zapatos. Sería bueno pensar en nosotros mismos como posibles extraños en nuestra propia tierra extraña. No es probable que las conclusiones que se extraigan de esto sean fácilmente resumibles, lo que es una razón más para reflexionar más sobre las conexiones entre las personas y los lugares, y lo que podríamos querer decir cuando hablamos de “pertenecer”.»Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-83981788251846663162016-11-03T19:45:00.000+01:002020-07-31T08:38:31.676+02:00Bajo el influjo del cometa<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<a href="https://4.bp.blogspot.com/-5NZawOBTP-k/WNLOPupcXlI/AAAAAAAARG0/IZ94IZqS6jUlFOGVVVwlmU1qxq0yMFQMwCLcB/s1600/influjocometa.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://4.bp.blogspot.com/-5NZawOBTP-k/WNLOPupcXlI/AAAAAAAARG0/IZ94IZqS6jUlFOGVVVwlmU1qxq0yMFQMwCLcB/s200/influjocometa.jpg" width="133" /></a></div>
Jon Bilbao, <i>Bajo el influjo del cometa. </i>Ed. Salto de Página, 2010. <br />
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Este libro de cuentos es la elección de noviembre en la tertulia de la <a href="https://labibliotecasinpuertas.wordpress.com/" target="_blank">Biblioteca de Noáin</a>, a la que tengo la suerte de acudir ocasionalmente como dinamizador.<br />
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Ocho piezas breves que recuerdan a norteamericanos del siglo XX como Carver y lanzan un mensaje común: la distopía somos nosotros, el futuro más negativo es la realidad en que vivimos hoy.<br />
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Porque solo hay derrota en los personajes, que experimentan distintas formas de pérdida o la insatisfacción de no saber apreciar lo que tienen (<i>"Los tres detenidos en un presente perpetuo. Un presente para ser recordado y del cual aprender. A menudo lamento no haberlo hecho"</i>. De <i>Una victoria parcial</i>). Leemos sobre seres que tienen sentimientos o inclinaciones considerados socialmente incorrectos y egoístas, pero frente a los que han
decidido que nada pueden hacer. Casi todos guardan un lado oculto, conscientes de que no deben mostrarlo en público; si se descubre, serían reprobados y les atraparía la vergüenza. En ocasiones, sin embargo, lo único que les une a otro seres es precisamente lo negativo, compartido en secreto. <br />
<i> </i><br />
<i>"Podría considerarse que el cometa lo ilumina todo. Que ahora tampoco de noche es posible ocultar lo que no se quiere que se vea (...) En nuestras casas podemos encender luces. Todavía podemos iluminar solo lo que deseamos". </i>De <i>Bajo el influjo del cometa.</i><br />
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El autor convierte sus relatos en una experiencia inquietante. A muchos de sus personajes les niega un nombre, o apenas sabemos nada de ellos mientras actúan en entornos poco definidos, sin personalidad propia, casi vacíos -pueblos de veraneo, casas aisladas de sus vecinos- o con límites difusos -siempre cerca del mar, extensión de agua sin final visible-. Esta voluntaria falta de detalle dispara un mecanismo similar al de los cómics realizados con dibujos poco realistas o icónicos -lo explica Scott McCloud en la obra de referencia <i>Entender el cómic. El arte invisible</i>-: los lectores, al estar obligados a aportar información propia para completar el retrato, se ven impulsados hacia una mayor identificación con lo que tienen ante sus ojos.<br />
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También hay elementos destacables en el estilo y estructura de los textos, como varias afirmaciones de significado abierto repartidas a lo largo de los cuentos y que aumentan la sensación de amargura, inseguridad e indefinición; por ejemplo, ¿hace referencia<i> El mejor regalo posible</i> a la sorpresa de cumpleaños para la amante o quizá sugiere cómo el protagonista cede a la fuerza un hijo? O el juego irónico con la referencia a las elipsis temporales en <i>Ha desaparecido un niño</i>, recurso que tres páginas después se utiliza por partida doble.<br />
<br />
El resultado de todo ello es que Jon Bilbao construye un libro que nos atrapa y desde el que nos mira como el animal de <i>Soy dueño de este perro</i>: <i>"De nada serviría huir (...) lo sabía todo acerca de él"</i>.Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-2107142462650559252016-09-23T18:07:00.001+02:002017-11-23T22:24:26.856+01:00Conectando puntos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-LvbzrXCKKKw/WNLO0EUKYJI/AAAAAAAARG4/j518TsllFEgZKMYsIQ4WroGkHEK-CKELACLcB/s1600/alabanzalentitud.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://3.bp.blogspot.com/-LvbzrXCKKKw/WNLO0EUKYJI/AAAAAAAARG4/j518TsllFEgZKMYsIQ4WroGkHEK-CKELACLcB/s200/alabanzalentitud.jpg" width="133" /></a></div>
Lamberto Maffei (<i>Alabanza de la lentitud,</i> 2014) comparte con otros intelectuales italianos una fuerte preocupación por el cada vez mayor dominio -ya casi una dictadura- de lo digital en el nuevo imaginario de la sociedad.<br />
<br />
Como él, Nuccio Ordine (<a href="http://www.culturamas.es/blog/2014/01/12/9-preguntas-a-nuccio-ordine-acerca-del-manifiesto-la-utilidad-de-lo-inutil/" target="_blank"><i>La utilidad de lo inútil</i></a>, 2013), Roberto Casati (<a href="http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/12/actualidad/1426174345_462631.html" target="_blank"><i>Elogio del papel. Contra el colonialismo digital</i></a>, 2013) y Pier Vittolio Aureli (<i>Menos es suficiente</i>, 2013) han visto recientemente publicados en España ensayos breves. Los cuatro se caracterizan por una visión amplia de la cultura y el conocimiento; usan una inteligente combinación de saberes técnicos y argumentos humanistas, de arte y de ciencia, para desvelar los peligros a los que estamos abocados si no somos críticos con el discurso que alienta el consumo permanente, ensalza solo lo instrumental y denigra cualquier forma de pensamiento libre.<br />
<br />
Esa forma de pensar es, precisamente, la que nos permite disfrutar de las cosas importantes de la vida y nos muestra caminos para analizar el mundo más allá de categorías fijas y opuestas, del blanco y el negro. Por eso, es lógico que Ordine y Maffei se sientan atraídos por el <a href="http://dle.rae.es/?id=RNRzJK5" target="_blank">oxímoron</a>: su sentido metafórico nos guía en el descubrimiento de nuevos conceptos y alternativas.<br />
<br />
En una parte de su escrito, el neurobiólogo Maffei cita al sociólogo Zygmunt Bauman que, en su libro <a href="http://www.elcultural.com/revista/letras/Vida-de-consumo/21568" target="_blank"><i>Vida de consumo</i></a> (2007), <i>"sostiene que el tiempo no se percibe ya como un continuum, sino como una serie de puntos, cada uno de los cuales tiene una historia limitada, con su nacimiento y su fin, y un escaso coeficiente de correlación con los demás, como si fueran acontecimientos independientes producidos por causalidad"</i>. Y añade: <i>"Este concepto modificado del tiempo tiene su correspondencia en la neurosis de vivir el momento, una patología surgida del deseo irremediable de construir la línea, de dar continuidad a los puntos"</i>.<br />
<br />
¿Cómo no recordar en ese momento el famoso <a href="http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2011/10/06/actualidad/1317891665_850215.html" target="_blank">discurso</a> de Steve Jobs en Stanford y, sobre todo, su primera historia sobre <i>"conectar los puntos"</i>? Ese que se ha convertido en fuente de inspiración para todos los emprendedores de postín, que "encuentran lo que aman"... siempre que esté relacionado con el éxito económico y mediado por la innovación tecnológica, claro.<br />
<br />
La cadena de asociaciones me recuerda al filósofo David Hume, que debería suponer mejor inspiración que Jobs, el representante más atractivo y paradigmático del consumo digital. En su <i>Tratado de la naturaleza humana</i> (1739), afirmaba que <i>"lo que llamamos </i>mente <i>no es sino un montón o colección de percepciones diferentes unidas entre sí por ciertas relaciones y que se suponen, aunque erróneamente, dotadas de perfecta simplicidad e identidad"</i>. Así pues, ¿defiende la visión de la vida como una sucesión de episodios aislados -como tuits o anuncios- y la inexistencia de una identidad personal -somos un vacío que llenará el bombardeo mediático, tragado sin filtro-? Aunque esa ha sido una interpretación habitual, la <a href="https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=2&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwiv49iShqXPAhXFcRQKHUcuAxgQFggiMAE&url=https%3A%2F%2Fdialnet.unirioja.es%2Fdescarga%2Farticulo%2F4986003.pdf&usg=AFQjCNELFsCZfccn1g90Kn4xqTBvloRJaA&sig2=QugaxvM5FLa-cr45TWM7uQ&bvm=bv.133700528,d.d24" target="_blank">reflexión</a> nos lleva más allá: Hume es un firme defensor del método experimental pero huye del dogmatismo, acepta que esa forma de conocimiento tiene límites y que puede haber realidades inverificables a través de la experiencia, sobre las que quizá no podamos saber pero que no debemos descartar... ni asumir automáticamente. Nos conmina a ser adultos que, en lugar de estar guiados hacia el consumo, piensan con flexibilidad, sin acatar una respuesta predefinida.<br />
<br />
Para conectar el principio con el fin, una nueva cita del libro de Maffei. <i>"La grandeza del hombre reside en su modestia y en reconocer que todo tiene importancia: el sol, el amanecer, el atardecer, las discusiones, los juegos, los poemas, el pensar por pensar, aunque todos estos goces supongan consumir un poco menos"</i>.Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-32785699317257322642016-09-16T19:24:00.001+02:002017-03-27T17:45:01.956+02:00CómplicesEs difícil, para quien no vive en el Casco Antiguo de Pamplona, darse cuenta de la degradación progresiva que el barrio está sufriendo, similar a la de otras zonas históricas de ciudades españolas. En ese proceso, muchas partes son cómplices:<br />
<br />
La clase política, que permite, facilita y alienta -habrá que preguntarse por qué- la implantación de un modelo económico basado en una sola actividad: determinado tipo de hostelería asociado a una forma específica de entender la diversión y el turismo. En lugar de cumplir con su tarea de proteger a la ciudadanía e intentar revertir la situación, le resulta más sencillo y beneficioso aliarse con quienes causan los problemas, impulsando un tipo especial de gentrificación.<br />
<br />
Los dueños del capital, que ven en los bares y en los pisos turísticos una forma rápida de hacer negocio, con la que sustituir opciones de inversión menos rentables en la actualidad. Es significativo el número de locales que tienen como socios a empresarios del sector inmobiliario y/o relacionados con los políticos.<br />
<br />
<div style="text-align: left;">
</div>
También las personas que se pliegan de buena gana a esa forma de consumir y hacer uso de los espacios públicos, tolerando o incluso haciendo aquello que se negarían a aceptar donde viven diariamente. Qué sencillo y tranquilizador es pensar en el Casco Antiguo no como una zona residencial en la que viven personas iguales a las del resto de la ciudad, sino como un parque temático en el que los edificios son solo fachadas de cartón piedra y los vecinos actores de reparto.<br />
<br />
Gracias a todos ellos el barrio deja de serlo para convertirse en un basurero, en un macroespacio para el desahogo y para acumular la porquería que el resto de la ciudad no quiere ver. Externalizar los costes, se llama.<br />
<br />
Pero lo que más rabia me causa es el bajo nivel de las justificaciones con las que los implicados intentan esconder su egoísmo. Demasiadas veces han recurrido ya a que con la situación actual se “da vida” a las calles; a ver si se enteran de que la vida surge de diversificar la actividad comercial y económica y de contar con parques, plazas y dotaciones culturales o deportivas repartidas por el espacio público. O se inventan ese nuevo derecho a la diversión -entendida solo como ir de bar en bar, tirar mierda en la calle, gritar hasta reventar y celebrar despedidas de soltero con charangas- que parece estar por encima del respeto a las únicas víctimas de este tinglado, a las que nadie interesa escuchar, que somos las y los vecinos. A fin de cuentas, qué importamos menos de 11.000 personas en comparación con el dinero que se genera en nuestras calles. Ya nos iremos, ahora que tanto estorbamos.Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-13213707745983249262016-03-15T20:36:00.001+01:002017-02-02T10:07:25.350+01:00Altas presiones<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-WmFXPcp1H-o/V-ANg5rZ0qI/AAAAAAAAOnw/0Fcb6epkKk4ac-TEjsIqJDRxKuHu0RMZQCLcB/s1600/puerta%2Bcerrada.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="150" src="https://2.bp.blogspot.com/-WmFXPcp1H-o/V-ANg5rZ0qI/AAAAAAAAOnw/0Fcb6epkKk4ac-TEjsIqJDRxKuHu0RMZQCLcB/s200/puerta%2Bcerrada.jpg" width="200" /></a></div>
El sistema nos promete que podemos disfrutar de un buen tiempo permanente: seguridad económica y acceso a cualquier cosa que deseemos... consumir; nuevas oportunidades profesionales que ni tan siquiera imaginamos (¡el mundo cambia rápido!, ¡de ti depende subir al tren o morir en las vías!); una carrera laboral llena de éxitos y puestos de responsabilidad en los que aumentará nuestro salario, disfrutaremos de una privilegiada sensación de poder y de la envidia de la mayoría.<br />
<br />
Sin embargo, hay condiciones: tenemos que hacer lo que él nos pida, convertirnos en merecedores de sus bendiciones. Consumir hasta consumirnos, gastar mientras nos desgastamos, acumular (títulos, dinero, cosas) al tiempo que nos vaciamos de vida, pelearnos (ahora se le llama competir) como fieras.<br />
<br />
Todo para intentar reducir la sensación de provisionalidad y el temor a que el dinero en el banco no sea, alguna vez, suficiente. Pero ese miedo nunca se elimina, nunca llega la tranquilidad completa.<br />
<br />
Y así nos convertimos en un elemento más de un modelo de crecimiento insostenible que beneficia exclusivamente a quienes están en la cúspide de la cadena alimentaria.<br />
<br />
No siempre el influjo de las altas presiones hace lucir el sol. En nuestra sociedad actual, su calor nos quema y vuelve el aire pesado e irrespirable.<br />
<br />
¿Hay elección? No lo sé. A pesar de ello, quiero intentar sacar adelante pequeñas ideas de las que no podré vivir, pero que me darán vida -el camino tiene sentido en sí mismo-.<br />
<br />
A lo mejor me equivoco y soy un irresponsable que, en estos tiempos de casino global, apuesta por los peores números. O quizá el cómo importa más que el cuánto.Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-8533880857439583792016-02-29T14:00:00.000+01:002017-11-23T22:24:36.118+01:00Criminal 1. Cobarde<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-7iPAJaeUEME/UmeqsWVqxpI/AAAAAAAAAyc/x0upeyv1AbwixThOR-6s2KQ-TuPUoIwqgCPcB/s1600/criminal%25281%2529.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="153" src="https://2.bp.blogspot.com/-7iPAJaeUEME/UmeqsWVqxpI/AAAAAAAAAyc/x0upeyv1AbwixThOR-6s2KQ-TuPUoIwqgCPcB/s200/criminal%25281%2529.jpg" width="200" /></a></div>
Ed Brubaker y Sean Phillips, <i>Criminal 1. Cobarde</i> (2006-2007)<br />
<br />
La gente del negocio sabe que Leo es un ladrón, y muy bueno además. El único problema, dicen, es que se preocupa demasiado por respetar sus propias reglas: trabaja solo, no tolera las armas ni las drogas y tiende a huir en cuanto las cosas se complican. Pero la narrativa negra nos enseñó hace tiempo que todo -las personas, la economía, la sociedad- tiene una cara oculta.<br />
<br />
Criminal 1 respeta y actualiza con maestría los mecanismos del <a href="https://www.miskatonic.org/rara-avis/biblio/checklist.html" target="_blank">hardboiled</a>; en especial, recuerda a algunos clásicos del género como <i>La jungla de asfalto</i>, de W. R. Burnett y las novelas de la serie Parker escritas por <a href="http://www.donaldwestlake.com/" target="_blank">Donald E. Westlake</a>. Se nota que Ed Brubaker, el guionista, creció rodeado de cine negro, mientras que su dibujante, <a href="http://seanphillips.co.uk/" target="_blank">Sean Phillips</a>, maneja como pocos el ritmo de la narración gracias a un uso medido de los planos -qué importantes son los rostros y las miradas en esta historia- y del tamaño de las viñetas.<br />
<br />
La trama incluye giros argumentales, escenas de acción, diálogos con sabor añejo y un crecimiento de los personajes y sus relaciones suficientes para obligarnos a leer todo el relato de una sentada y acabar admirando a ese triste y valiente cobarde que es Leo. Además, completa su homenaje al pasado con un guiño metaliterario: la tira de prensa que leen los personajes se titula <i>Frank Kafka, detective privado</i>, está escrita por Jacob K. y tiene un aire al <i><a href="http://www.dicktracymuseum.com/" target="_blank">Dick Tracy</a></i> de Chester Gould.<br />
<br />
Sin embargo, más allá de los aspectos formales, el principal valor de este cómic se encuentra en el discurso oculto tras los hechos. Los elementos habituales en el género negro -ciudad, bares, corrupción, avaricia, atracción, venganza- son piezas que permiten hablar de las responsabilidades unidas al pasado (“Nadie se quita del todo”, Leo dixit), de las obligaciones que nos atan y a la vez nos mantienen vivos, de las inevitables consecuencias de la violencia. Todo con un aire de fatalismo y soledad similar al que emanaban los relatos de <a href="http://www.davidgoodis.com/" target="_blank">David Goodis</a> (<i>Disparen sobre el pianista</i>), para el que la vida jamás tuvo solución… Aunque en esta historia quizá quede alguna esperanza si hacemos caso a Leo: “Nunca hagas un plan con una sola salida”. O quizá no…Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-82774702441994715152015-09-23T18:00:00.000+02:002017-11-25T10:48:32.871+01:00Generar nuevas formas de intervención<div class="entry-content">
A los profesionales de la intervención social nos viene bien salir de
nosotros mismos y de nuestra práctica diaria. Así podemos tomar
conciencia de las contradicciones que nos afectan, cuestionar los
modelos teóricos y organizativos en los que nos insertamos y descubrir
aquellos espacios en los que podemos ejercer nuestra libertad para
mejorar las intervenciones.<br />
<br />
Las ideas de quienes se dedican a la investigación desde el
compromiso con el cambio son una valiosa guía en este proceso. Así, la
antropóloga norteamericana <a href="http://www.sas.upenn.edu/~psanday/" target="_blank">Peggy R. Sanday</a>
cita a Pierre Bourdieu para apoyar su defensa de una investigación
social que mantenga “el compromiso ético con asuntos sociales críticos” (<i><a href="http://revistas.ucm.es/index.php/RASO/article/view/43189" target="_blank">Un modelo para la etnografía de interés público</a></i>, 2013):<br />
<blockquote>
La verdadera libertad que ofrece la sociología es darnos
una pequeña oportunidad de conocer el juego al que jugamos y de
minimizar los modos como somos manipulados por las fuerzas de campo en
que nos desenvolvemos, así como por las fuerzas sociales incorporadas
que operan desde dentro de nosotros.</blockquote>
<div style="text-align: right;">
P. Bourdieu y L. Wacquant, <i>Una invitación a la sociología reflexiva</i> (1992)</div>
<br />
Otra antropóloga, Ariadna Ayala, es un buen ejemplo de la utilidad de
la reflexión dirigida a “trabajar en favor de públicos particulares e
ideales universales” y que contribuye al cambio social (Sanday, 2013).
Es posible acceder a varios <a href="http://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=2496624" target="_blank">artículos</a>
que recogen los resultados de su trabajo etnográfico con población
gitana y con el sistema socio-sanitario, formado por ong y servicios
públicos, en la Comunidad de Madrid.<br />
<br />
En ellos muestra las estrategias para la construcción de relatos de
auto-presentación que facilitan el acceso a prestaciones económicas, la
descripción que profesionales y usuarios hacen unos de otros y las
consecuencias de los estilos de relación que establecen, o la
modificación de las auto-representaciones de las mujeres gitanas a
partir de la asunción de los discursos promovidos por las instituciones.
La mayor parte de sus conclusiones son extrapolables más allá de este
colectivo.<br />
<br />
Ayala nos invita a los profesionales de los servicios sociales a
mirar desde fuera nuestra forma de actuar y las consecuencias, tanto
positivas como negativas, de las estructuras que nos integran y que
reproducimos en la práctica diaria. En concreto, realiza un sano
cuestionamiento de los modelos teóricos sobre la exclusión en los que
suele basarse el diseño de los servicios, muestra la ausencia o
indefinición de herramientas de intervención más allá de lo burocrático y
nos ayuda a reconocer los conflictos que no somos capaces de resolver y
que, incluso, generan las políticas sociales vigentes.<br />
<br />
Creo que un buen punto de inicio para mejorar esta situación se
encuentra en las propuestas de Esperanza Molleda, trabajadora social y
psicoterapeuta, muy consciente también de las contradicciones y límites
de los servicios sociales actuales. Por ejemplo, al diferenciar tres
niveles de lectura -literal, de contenidos explícitos y de contenidos
relacionales- en las demandas que los usuarios realizan, supera las
interpretaciones que dan lugar a una respuesta mecánica (ante la
petición de ayuda se tramita exclusivamente una prestación económica o
un apoyo técnico) e invita a construir discursos que no estén tan
viciados por las lógicas del merecimiento, donde quien solicita
asistencia debe esforzarse por demostrar que es “sujeto legítimo de ser
ayudado” (A. Ayala, <i><a href="http://revistas.ucm.es/index.php/CUTS/article/view/CUTS0909110019A" target="_blank">Secretos a voces: exclusión sociales y estrategias profesionales…</a></i>, 2009).<br />
<br />
“De esta manera, la complejidad de la demanda y de la escucha se multiplica” (E. Molleda, <i><a href="http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=282759" target="_blank">La intervención social a partir de una demanda económica en Servicios Sociales Generales</a></i>,
1999) y el profesional puede realizar una valoración múltiple
-institucional y profesional, social, sistémica-familiar e
individual-intrapsíquica- que orientará la intervención e
individualizará las actuaciones.</div>
Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-75452464305839079692015-07-19T19:46:00.000+02:002017-03-22T20:26:18.638+01:00La renta básica no es el problema<span style="font-size: xx-small;">Los interrogantes con los que iniciamos el análisis de cualquier realidad social abren caminos para encontrar respuestas, pero al mismo tiempo ocultan otras posibilidades. Las <a href="http://jesusgarciasalguero.blogspot.com.es/2011/11/preguntas-cuentos-y-metaforas-en-la.html" target="_blank">preguntas</a> que elegimos amplían y limitan, dan y quitan mientras orientan nuestra búsqueda de soluciones.</span><br />
<span style="font-size: xx-small;"><br /></span>
<span style="font-size: xx-small;">El punto de vista que asumimos, el paisaje que somos capaces de incluir en la foto de partida, determinará también en qué territorios encontraremos la meta. Por eso, aunque hay problemas para los que conviene utilizar un gran angular y otros que requieren el zum más detallado, conviene mirar de vez en cuando por encima de la cámara para asegurarnos de no perder la perspectiva complementaria.</span><br />
<br />
La forma en que algunos discursos públicos se refieren a la renta básica -ahora en Navarra, renta de inclusión social- es un ejemplo claro de cómo fijar la atención en lo accesorio, siguiendo las premisas de determinadas ideologías, impide descubrir las cuestiones realmente importantes.<br />
<br />
Al advertir del cada vez mayor coste que implica, se ignora que supondrá solo un 2’1 % del presupuesto general para 2015 en Navarra (el 1’4 % en 2014, cuando las condiciones de concesión eran más restrictivas). Es un gasto significativo, pero también la única o principal fuente de ingresos estables para muchas personas y familias (el 4’2 % de la población en 2014), que facilita su subsistencia en épocas en las que necesitan más apoyo. Además, está asegurado el retorno de ese dinero a la economía foral, ya que en su mayor parte se invierte en la compra de bienes y servicios básicos (alimentación, vestido, equipamiento de la vivienda, pago de suministros). Creo que es difícil encontrar partidas que afecten más directamente al bienestar de la población.<br />
<br />
Quien alega que desincentiva la búsqueda de empleo y de formación olvida cómo el trabajo pierde cada vez más peso como factor de inclusión y que la inestabilidad laboral, con sucesivas entradas y salidas del mercado, se convierte progresivamente en la norma para gran parte de la población; además, cada vez es más habitual el perfil del trabajador pobre en nuestro entorno (el 12'3 % en España en 2014). El empleo estable no es por sí mismo la solución para las dificultades de integración, ni una meta que pueda alcanzar gran parte de la población de nuestra sociedad posindustrial. También es discutible el mantra que señala a la formación y, más recientemente, al emprendimiento como soluciones mágicas para cualquier persona en desempleo (culpabilizándolas de nuevo: “si no trabajas, es que no te has esforzado en formarte; si tu negocio no triunfa, es porque no sabes hacer las cosas bien… Así que, ¿quién va a querer contratarte?”).<br />
<br />
Debemos preguntarnos si lo que percibimos en algunas personas (advirtiendo, además, que los discursos en contra de la renta básica toman la parte por el todo) como falta de motivación no es el resultado de la carencia de apoyos y oportunidades, de desigualdades vividas desde el nacimiento o de la ansiedad ante la continua incertidumbre que genera un modelo económico cada día más exclusor, que acaban asentando sentimientos de indefensión y generan procesos de <a href="http://www.jotdown.es/2015/03/ser-pobre-es-una-mierda/" target="_blank">toma de decisiones</a> basados únicamente en el corto plazo.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
Cuando escucho a profesionales de la intervención social defender los argumentos en contra de la renta básica, pienso que sería bueno buscar parte de la responsabilidad en nosotros mismos. Quizá no tenemos la habilidad suficiente para facilitar cambios en algunas de las personas con las que intervenimos. Tal vez las estructuras y servicios, demasiado rígidos o limitados, no se adaptan a sus necesidades. Puede que planteemos objetivos inalcanzables porque se nos presiona para encajar a todos los usuarios en el molde de la norma social (y cuando se fuerza demasiado a alguien, sin tener en cuenta quién y como es, lo normal es que se resista o se enfrente). A lo mejor hemos contribuido a generar un sistema en el que atendemos con más o menos rapidez demandas económicas pero no damos la misma respuesta a las necesidades personales y emocionales de quienes piden ayuda; por tanto, les hemos enseñado a demandar dinero o prestaciones tangibles de la forma más efectiva posible, pero sin dar ningún motivo para que compartan sus dificultades reales con nosotros o acepten participar en un proceso de acompañamiento profesional que implique cambios vitales.<br />
<br />
Porque este es el verdadero problema: no hay <i>demasiada</i> renta básica, sino <i>pocos</i> recursos de apoyo personal que la complementen y alternativas, adaptadas en intensidad y estrategias a las muy distintas realidades de las personas atendidas, que les permitan (re)encontrar un espacio de participación social propio. Y sería bueno que en su diseño se tuviera en cuenta que quienes más dificultades tienen son quienes necesitan más tiempo y recursos de mayor calidad.<br />
<br />
Otro argumento muy escuchado es: ¿y el fraude? ¿Acaso no hay perceptores de renta básica que engañan? Sí, claro; pero su existencia, como en el resto de prestaciones y estructuras sociales -sanidad, vivienda pública, contratos, etc.- no es un motivo para deslegitimarla, sino para actuar en dos vías: establecimiento de controles y, nuevamente, búsqueda de alternativas de apoyo para las personas afectadas.<br />
<br />
Por último, sería bueno recordar con frecuencia el beneficio que para toda la sociedad supone contribuir a apoyar a las personas con más dificultades. La solidaridad y la confianza generan solidaridad y confianza; disponer de estructuras que defienden la ética del apoyo mutuo configura una convivencia más positiva para cualquier de sus miembros.Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-36545231978420010472015-06-17T20:35:00.000+02:002017-03-22T22:14:06.619+01:00Las cosas que pensamos y no decimos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
Hace pocos días descubrí por azar que Cameron Crowe, el guionista y director de <i>Jerry Maguire</i>, había escrito el informe completo que el personaje principal de la película, un asesor de deportistas, redacta y comparte con todos los empleados de la empresa donde trabaja.<br />
El texto, titulado <i><a href="http://www.theuncool.com/films/jerry-maguire/jerrys-mission-statement/" target="_blank">The things we think and do not say</a></i>, es muy interesante, o al menos me lo parece en este momento de mi vida profesional (la traducción de los siguientes fragmentos es bastante libre, pero mantiene el sentido original):<br />
<blockquote class="tr_bq">
¿Cómo podemos hacer algo sorprendente e inolvidable con nuestras vidas? ¿Cómo podemos lograr, a través de cosas pequeñas pero significativas, que este trabajo represente mejor lo que somos? (...) Se trata de algo más importante que nuestro trabajo; se trata de nosotros.<br />
<br />
Propongo que volvamos a crear lo que somos. Ahora estamos en lo más alto. Tradicionalmente, la gente hace una cosa cuando ha logrado el éxito: intenta con todas sus fuerzas repetir lo que le llevó a ese punto. Su camino personal y su inspiración original (lo que estaba en el corazón de todo eso) se han perdido mientras intentaban que la máquina de hacer dinero siguiera funcionando sin problemas, escupiendo una fortuna de nuevos billetes verdes (...) Al intentar repetir el ciclo, olvidan el brillo original de la pasión que les llevó hasta ahí.<br />
Históricamente, nadie con éxito se detiene a pensar que puede caer, como hicieron tantos otros. El ciclo completo del éxito destruye precisamente aquello que lo produjo: pone persianas en las ventanas que dan a la realidad. Nos hace olvidar que el dinero procede de algo puro, del deseo de hacer el bien y contribuir a que la vida mejore, no solo del interés por hacer las cosas de manera correcta para lograr la seguridad económica.<br />
<br />
La respuesta es menos clientes. Menos baile. Más verdad. Hay que abrir el puño cerrado del mercado y girar un poco la mano hacia un bien mayor (...) Al final, más pequeño se convertirá en más grande en todos los sentidos, y en especial en nuestros corazones.<br />
Olvídate del baile.<br />
Céntrate.<br />
Conoce a esas personas. Lo que son es la base de tu trabajo. Eso es lo que importa (...) La gente siempre responde mejor a la atención personal; esa es la verdad más simple y a la vez más fácil de olvidar.<br />
<br />
Seamos honestos con nosotros mismos.<br />
Seamos honestos con ellos.<br />
<br />
Por las noches, es fácil olvidar el compromiso social. De repente, el deseo de sobrevivir oscurece nuestra búsqueda de maneras de devolver a la comunidad lo que nos ha dado.<br />
<br />
Ese cosquilleo, la vocecilla interior, es siempre la voz de lo correcto. El ruido y el caos de nuestras vidas determinan lo que somos capaces de escuchar.</blockquote>
<br />
Quizá pueda parecer un discurso cándido, o utópico, o incluso falso procediendo de la gran industria del entretenimiento, una muestra más del buenismo facilón que tanto éxito tiene entre los consumidores. Sin embargo, más allá del <i>argumentum ad hominem</i>, algo tiene... aunque no sea fácil llevarlo a la práctica.Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-80184073588897776522014-11-06T10:00:00.000+01:002017-11-23T22:23:37.938+01:00Cazador de sonrisas<a href="http://panycomics.blogspot.com.es/" target="_blank">Agustín Ferrer</a>, <i><a href="http://issuu.com/grafitoeditorial/docs/cazador_1-15__72_ppp_/1" target="_blank">Cazador de sonrisas</a></i> (2014)<br />
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<a href="http://4.bp.blogspot.com/-j1slHxOM2SE/VFsufnBQ7pI/AAAAAAAAEno/9IZaTwdUZDM/s1600/Cartel%2BPresentacion%2BMos%2BEisley%2B72ppp.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="141" src="https://4.bp.blogspot.com/-j1slHxOM2SE/VFsufnBQ7pI/AAAAAAAAEno/9IZaTwdUZDM/s1600/Cartel%2BPresentacion%2BMos%2BEisley%2B72ppp.jpg" width="200" /></a></div>
Tengo la suerte de haber sido invitado a participar en una de las presentaciones del cómic más reciente de A. Ferrer, <i>Cazador de sonrisas</i>.<br />
Será el sábado 8 de noviembre, a las siete de la tarde, en <a href="https://www.facebook.com/moseisleycomics" target="_blank">Mos Eisley Comics</a> (C/ San Antón, 71, Pamplona). Tras su lectura, se me ocurren cinco buenas razones para animar a comprarlo y disfrutar (mucho) con él:<br />
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<a href="http://3.bp.blogspot.com/-Y-Zwx0o72Fo/VFsxs8wKwfI/AAAAAAAAEoA/05_5cXFfV5Q/s1600/cazador%2Bde%2Bsonrisas.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://3.bp.blogspot.com/-Y-Zwx0o72Fo/VFsxs8wKwfI/AAAAAAAAEoA/05_5cXFfV5Q/s1600/cazador%2Bde%2Bsonrisas.jpg" width="141" /></a>1. La obra conecta hábilmente con elementos de nuestro <b>imaginario cultural</b>. No hay mejor representación del lado más amable del <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/American_way" target="_blank">American way of life</a> que una soleada ciudad de la costa oeste norteamericana en los años 60; gracias al cine, nos resultan familiares el instituto, las barbacoas en el jardín, los coches, el cine de verano, la base militar, el paseo marítimo o los vestidos y peinados de las mujeres... aunque, por supuesto, no estuviésemos ahí hace más de medio siglo.<br />
Por otra parte, cuando el dentista introduce con despreocupación extraños y ruidosos objetos en nuestra boca y no parece demasiado atento al dolor que tememos sufrir, ¿quién no ha pensado que ese tipo se pone mascarilla para que no veamos cómo sonríe?<br />
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2. La estructura del cómic, con un hábil manejo de los saltos temporales y de la duración de las escenas, consigue el <b>ritmo</b> de los thrillers clásicos que, mientras presentan un hecho criminal, van incrementando la tensión para captar el interés y emocionar al espectador/lector.<br />
Ferrer utiliza con eficacia el tono de los fondos de las páginas (las calles o gutters entre las viñetas) para marcar las transiciones de la historia. También es destacable el esfuerzo de <b>ambientación</b> política, de vestuario y localizaciones (con sorpresa incluida), que nos ayuda a sumergirnos en el relato.<br />
<br />
3. Se trata de una historia negra capaz de despertar la sonrisa gracias al <b>humor</b> irónico e inteligente de los personajes. A pesar de esa oscuridad, las acuarelas y los diálogos están llenos de <b>colores</b>, luz y belleza, de páginas y detalles en los que detener la vista. Diversión de calidad.<br />
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<a href="http://1.bp.blogspot.com/-YcDqRu0gMlw/VFszGtCvsvI/AAAAAAAAEoM/LBAW1lUTJgc/s1600/cazador-de-sonrisas-45mm.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="128" src="https://1.bp.blogspot.com/-YcDqRu0gMlw/VFszGtCvsvI/AAAAAAAAEoM/LBAW1lUTJgc/s1600/cazador-de-sonrisas-45mm.jpg" width="320" /></a></div>
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4. El <b>personaje principal</b> presenta muchos matices y aparentes contradicciones (¿y quién no las tiene?) en los distintos papeles que desempeña: un amante esposo aficionado a, ejem, la fotografía y las cuerdas; un ciudadano incapaz de sentir empatía y que al mismo tiempo parece preocuparse por quienes le rodean; un dentista atento con los pacientes que sobrepasa de vez en cuando los límites. Todos esos cambios se reflejan en su mirada y su boca, que a veces muestra una sonrisa amable y otras se tensa, enseñando amenazante los dientes.<br />
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5. La <b>ilusión</b> y cuidado que la gente de <a href="http://www.grafitoeditorial.com/es/" target="_blank">Grafito Editorial</a> y el autor han puesto en esta obra merece que le prestemos atención y que colaboremos para apoyar el crecimiento de sus proyectos. Así que... ¡<a href="http://www.grafitoeditorial.com/tienda/cazador-de-sonrisas/" target="_blank">compradlo</a>! ¡Y os quiero ver en la presentación!<br />
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<a href="http://3.bp.blogspot.com/-URgQNh-GfTM/VFsv04V3l6I/AAAAAAAAEn0/egR0HjdaEzk/s1600/ilustracion%2Bsolapa%2Beditorial.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="158" src="https://3.bp.blogspot.com/-URgQNh-GfTM/VFsv04V3l6I/AAAAAAAAEn0/egR0HjdaEzk/s1600/ilustracion%2Bsolapa%2Beditorial.jpg" width="200" /></a></div>
Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-45074013255160304192014-08-07T10:59:00.000+02:002017-03-22T21:51:24.264+01:00Corporativismo y trabajo social<span style="font-size: x-small;">Corporativismo: En un grupo o sector profesional, actitud de defensa a ultranza de la solidaridad interna y de los intereses de cuerpo.</span><br />
<br />
Hace siete u ocho años escuché a una histórica profesora madrileña de trabajo social afirmar en la Universidad Pública de Navarra que algunas cosas solo saben y pueden hacerlas los trabajadores sociales. Al parecer, no creía necesario completar o justificar esa afirmación, que los oyentes debíamos aceptar como una verdad revelada. Por eso, le pregunté qué era, en concreto, aquello que únicamente nosotros estábamos capacitados para realizar. Tras unos segundos de silencio, afirmó con rotundidad -y pareció decirlo así, con mayúsculas y en negrita-: "el <b>INFORME SOCIAL</b>, que<b> </b>es la herramienta exclusiva de los trabajadores sociales". Ahí quedó la cosa: sin más ejemplos, explicaciones ni argumentos. No sé si lo más sorprendente fue la respuesta o la aparente conformidad del auditorio.<br />
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Recordé hace poco esta escena, al escuchar a la docente de un curso organizado por el Colegio Oficial de Diplomadas/os en Trabajo Social y AASS de Navarra, que por lo demás había demostrado muy buen criterio e inteligencia, ridiculizar a los educadores sociales -también, qué curioso, sin más pruebas que el chiste fácil- y asegurar que no eran capaces de tener una visión global sobre la situación de las personas con las que trabajan porque no tenían "ni puñetera idea" <i>[sic]</i> de cómo calcular ingresos económicos o de la legislación relacionada. Y los asistentes, tan contentos.<br />
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Preocupante. Por la falta de argumentos, por minusvalorar a profesionales con los que deberíamos colaborar cada día, por cerrar los ojos a la realidad de la intervención social. Lo observado y experimentado vale más que los dogmas; mi posición está basada en doce años de trabajo junto a -no por encima de- muchas y muchos educadores sociales que no dependen de nadie -aunque escuchen y colaboren con otros- para plantear objetivos y desarrollar intervenciones globales, además de elaborar diagnósticos e informes tan bien como sus compañeros trabajadores sociales.<br />
<br />
¿De dónde surge este interés por limitar las atribuciones de otras figuras profesionales? ¿Qué persigue esta estrategia? Creo que la respuesta es clara -y reconocida cuando se habla en pequeños grupos-: los trabajadores sociales tenemos miedo a perder espacios y competencias laborales. Preferimos, en vez de preguntarnos cómo mejorar y demostrar nuestra valía, centrar los esfuerzos en lograr que la legislación asegure puestos para personas que hayan estudiado Trabajo Social, copar las coordinaciones de los servicios, tener la última palabra en cualquier decisión y que solo nosotros podamos firmar un informe, aunque lo haya redactado una compañera que, por supuesto, debe cobrar menos. Lo más grave es que este egoísmo nos impide crecer aprendiendo de los demás y compartiendo lo que sabemos. Parece que hemos aceptado interpretar nuestro mundo laboral como una jerarquía en la que los psicólogos están por encima de los trabajadores sociales y estos por encima de los educadores, como si fuese un consuelo tener a alguien "por debajo".<br />
<br />
Deberíamos ser más valientes y reconocer que no tenemos un cuerpo de conocimiento específico, sino que nos construimos a partir de los aportes de otras disciplinas, y que en la intervención social pueden -y es bueno que lo hagan- participar muchos perfiles profesionales. Más importante que mirar y comparar títulos es preguntamos qué sabemos hacer mejor cada uno de nosotros. Un buen ejemplo de esta forma de trabajar fue el proceso de elaboración, dinamizado por la <a href="http://www.redpobreza.org/" target="_blank">Red Navarra de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social</a> durante 2012, del texto <i>El acompañamiento como método de intervención en los procesos de exclusión</i>, en el que profesionales de entidades y servicios sociales con distintas titulaciones compartieron sus experiencias sin que se establecieran distinciones en el nivel de participación.<br />
<br />
Por nuestro propio bien, centrémonos en sustituir la tendencia a gestionar servicios, tramitar prestaciones y permanecer en el despacho por el deseo de hablar con las personas en sus espacios -la calle, sus casas- y tiempos. En el XI Congreso Estatal de Trabajo Social (Zaragoza, 2009), otra figura del trabajo social español de las últimas décadas se lamentaba porque una brillante alumna había comenzado a trabajar con jóvenes... y tenía que estar en la calle hasta las diez de la noche. ¡Quizá esperaba hacerlo tras una mesa y solo por las mañanas! Luchemos por disponer de tiempos adecuados para el diálogo y la intervención con las personas con las que trabajamos; hay servicios sociales de base que tienen estipulados quince minutos para cada cita y apenas pueden ver a sus usuarios cada dos o tres meses, debido al volumen de expedientes asignados.<br />
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Y, por último, abandonemos la preocupación por construir un estatus basado en la supuesta inferioridad profesional de otras titulaciones y retomemos el compromiso ético por <i>"el cambio y el desarrollo social, la cohesión social y el fortalecimiento y la liberación de las personas"</i>, como señala la nueva <a href="http://www.adasu.org/noticia.php?id_prod=217&id_cat=15&noticia=Nueva%20Definici%C3%B3n%20Mundial%20de%20Trabajo%20Social">definición global</a> del Trabajo Social. Sobre todo, dejémonos de estupideces corporativas, por favor.Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-5334770314563024352014-07-25T22:27:00.000+02:002017-11-25T10:09:44.142+01:00Babbitt<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<a href="https://2.bp.blogspot.com/-sytGspODjdI/WNLkOalwfFI/AAAAAAAARHE/1oTSVqg_pesiJw6BrMq9PW0KpS4XhjmIgCLcB/s1600/babbit-sinclair-lewis.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://2.bp.blogspot.com/-sytGspODjdI/WNLkOalwfFI/AAAAAAAARHE/1oTSVqg_pesiJw6BrMq9PW0KpS4XhjmIgCLcB/s200/babbit-sinclair-lewis.jpg" width="111" /></a></div>
Sinclair Lewis, <i>Babbitt</i> (1922)<br />
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Cuando un lector se acerca a esta novela sin referencias previas sobre el autor y la temática de su obra, piensa que se relacionará con ella de la misma forma que con tantas otras: podrá elegir entre distanciarse y utilizar lo que cuenta como un entretenimiento más o implicarse en el relato y reflexionar así sobre su propia experiencia del mundo.<br />
Los primeros capítulos, donde el autor parece invitar a mofarse del protagonista, confirman esta expectativa. Babbitt no es demasiado inteligente, ha fracasado en su vida familiar y nos disgusta que su única respuesta a una vida anodina sea repetir cada noche fantasías adolescentes.<br />
<blockquote class="tr_bq">
Hacía años que el hada acudía a él. Donde los demás solo veían a George Babbitt, ella percibía al joven apuesto (...) Su esposa y sus vociferantes amigos intentaban seguirle, pero él escapaba, la joven volaba a su lado y se acurrucaban los dos en una umbrosa ladera. ¡Era tan esbelta, tan blanca, tan apasionada!</blockquote>
Sin embargo, mientras avanza la narración, descubrimos nuevos matices en un personaje descrito al principio como alguien que<br />
<blockquote class="tr_bq">
(...) no hacía nada en particular (...) pero era ducho en el oficio de vender casas por más de lo que la gente podía pagar.</blockquote>
Vemos que es capaz de establecer una relación siempre auténtica -y, por tanto, muchas veces incómoda- con al menos una persona, su amigo de la época universitaria Paul Riesling, e intermitentemente con su hijo, un joven lleno de energía pero poco brillante. A pesar de no ser un santo, pone límite a su participación en algunos tejemanejes del sector inmobiliario, lo que le obliga a enfrentarse con un poderoso suegro, la prensa y los políticos corruptos. Reúne el valor necesario para reconocer la sociedad de cartón piedra en la que vive, la falsedad, egoísmo y complacencia de quienes forman su círculo; a la vez, es suficientemente inteligente (y cobarde) como para aprovecharse de ello y ascender en esa misma escala social, cimentada en una vida sin sentido.<br />
<blockquote class="tr_bq">
Tenía conciencia de la vida, y se sentía un poco triste. Sin ningún Vergil Gunch ante el que adoptar una expresión de resuelto optimismo, veía, y medio admitía ver, su modo de vida como algo increíblemente maquinal. Trabajo maquinal: una venta apresurada de casas mal construidas. Religión maquinal: una iglesia dura y seca, separada de la vida real de las calles, tan inhumanamente respetable como una chistera. Golf y banquetes y conversaciones y bridge maquinales. Y exceptuando a Paul Riesling, amistad maquinal: palmadas en la espalda y chistes, sin atreverse nunca a ensayar la prueba del silencio.</blockquote>
Babbitt, en definitiva, se nos muestra como un hombre lleno de contradicciones, lo que convierte el retrato <i>cartoon</i> del inicio en una descripción llena de matices.<br />
Y, mientras avanzamos en la lectura, tenemos que asumir que el marco del relato, presentado de forma descarnada, con un humor doloroso, se parece de manera inquietante a nuestro mundo actual. Zenith, una urbe ficticia del Medio Oeste americano, es como las ciudades en las que vivimos, donde<br />
<blockquote class="tr_bq">
La extraordinaria, creciente y sensata estandarización de tiendas, oficinas, calles, hoteles, atuendo y periódicos (...) demuestra lo firme y perdurable que es esta civilización nuestra.</blockquote>
Nuestros medios de comunicación se asemejan cada vez más al <i>Evening Advocate</i>, el diario local al servicio de los poderes económicos, lleno de artículos pagados y noticias entretenidas (el <i>infotainment</i>) que ocultan la realidad. La actual fascinación por el último smartphone equivale al que muestran los personajes por el encendedor de lujo que Babbitt ha comprado para su coche. Y tantos otros ejemplos de un modelo que beneficia a unos pocos:<br />
<blockquote class="tr_bq">
(...) la vieja Galop cuenta con la mayor proporción de ciudadanos propietarios de sus casas de todo el estado; y cuando la gente es propietaria de su casa, no anda organizando conflictos laborales y se dedica a cuidar de sus hijos en vez de dedicarse a armar jaleo.</blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
Todos estaban de acuerdo en que había que mantener en su sitio a las clases trabajadoras; y todos consideraban que la Democracia Americana no implicaba ninguna igualdad en la riqueza, pero exigía una saludable afinidad en el pensamiento, el atuendo, la pintura, la moral y el vocabulario.</blockquote>
Así, ya está todo preparado para propinar un golpe al lector actual. Si reconocemos claramente que los males de la sociedad del relato son los mismos que padecemos noventa años después, que ese sueño del progreso permanente que glorifica a los objetos de consumo -tantos veces citados en mayúscula en el relato, como dioses o tótems- no ha cambiado... ¿no debemos preguntarnos también si nos parecemos a Babbitt más de lo que estamos dispuestos a asumir? ¿Sabemos lo que realmente necesitamos y queremos?<br />
<blockquote class="tr_bq">
Él, que tanta fe en la vida había tenido de muchacho, no sentía ya gran interés por las posibles e improbables aventuras de cada nuevo día.</blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
¿Qué deseaba él? ¿Riqueza? ¿Posición social? ¿Viajar? ¿Sirvientes? Sí, pero solo como algo secundario.<br />
"Me rindo", se dijo con un suspiro.</blockquote>
¿Hay salida, una solución? El autor cree que no para este hombre de casi cincuenta años, que durante la novela tantea alternativas para<br />
<blockquote class="tr_bq">
(...) tener la sensación de haber encontrado algo en la vida y haber roto con todo lo que era normal y decente, una ruptura aterradora y emocionante.</blockquote>
En realidad, escapatorias falsas que le hacen volver al punto de partida: huye hacia una supuesta vida idílica en la naturaleza, engaña a su esposa con mujeres más jóvenes que ni le quieren ni le desean, vive de noche en una fiesta permanente con un antipático grupo de esnobs e, incluso, inicia una tímida defensa de los obreros, rápidamente cercenada por la presión social.<br />
Solamente habrá una oportunidad para el hijo, que aún no está atado a una esposa, una familia, una casa y una fuente estable de ingresos que le han dado a George Babbitt tanto como lo que le han quitado:<br />
<blockquote class="tr_bq">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-DwWj4qr5sr4/U9K8GWvhqnI/AAAAAAAABtM/hZETiUrckPs/s1600/71428-004-000E2216.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://2.bp.blogspot.com/-DwWj4qr5sr4/U9K8GWvhqnI/AAAAAAAABtM/hZETiUrckPs/s1600/71428-004-000E2216.jpg" width="163" /></a>(...) yo casi nunca he hecho una sola cosa en toda mi vida que quisiera en realidad hacer. No sé si he logrado algo más que ir tirando. Creo que he conseguido una mínima parte de lo que parecía posible (...) Pero siento una especie de hormigueo de placer al pensar que sabías lo que querías y lo has hecho. Mira, esa gente de ahí fuera intentará adoquinarte y hundirte. ¡Mándalos al infierno! Yo te respaldo (...) No te preocupes por la familia. No, ni por todo Zenith... ¡Sigue adelante, muchacho! ¡El mundo es tuyo!</blockquote>
Oportunidad que no supo encontrar Sinclair Lewis, que murió alcohólico en Roma, olvidado por una sociedad incómoda ante el espejo que este premio Nobel se atrevió a ponerle delante.<br />
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<b>Me recuerda a...</b><br />
Otra novela con agudos retratos de sus personajes, que sirven como reflejo de los males de la estructura social del siglo XX. <i>La colmena</i> (1951), de Camilo José Cela.Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-58665953117871700912014-04-28T23:32:00.000+02:002017-03-22T21:55:08.645+01:00El rojo emblema del valorStephen Crane, <i>El rojo emblema del valor</i> (1895)<br />
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Llamar a las cosas por su nombre. Mostrar que el "valor del héroe" en una guerra es, casi siempre, solo deseo de venganza, violencia animal, desesperación, adrenalina, presión de grupo o episodio de locura... Y en otras ocasiones, impostura y relato inventado.</div>
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Aceptar que el patriotismo se diluye entre el humo, la confusión y el miedo. Atreverse a mirar cuando la defensa de los más elevados ideales políticos se desnuda y aparece como el anhelo egoísta y pueril de ser admirado, impulso del que se aprovechan quienes nunca arriesgarán su vida y su futuro.</div>
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Todo eso hizo S. Crane, un joven escritor que eliminó las referencias al momento histórico -la Guerra de Secesión- y a las batallas -seguramente, Chancellorsville y Wilderness- en las que intentan sobrevivir unos protagonistas casi anónimos.</div>
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Debía hacerlo así para que el relato no corriese el peligro de transformarse únicamente en una reflexión sobre la Guerra Civil estadounidense; para desligarlo, treinta años después, del debate sobre la legitimidad de los motivos de uno y otro bando. Para recordarnos sin distracciones que, en la guerra, las personas importan tanto como las cabezas de ganado -son herramientas de muerte, o parapetos frente a las balas-; hipócritamente, recordamos y veneramos sus nombres una vez desaparecidos, cuando ya han cumplido la función que la (i)lógica política les asignaba.</div>
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Novela que retrata de forma magnífica cómo un adolescente pelea consigo mismo para resolver su trágica disonancia cognitiva -soy un soldado valiente, pero huyo-. Retrato amargo de la crudeza y sinsentido de la guerra -la batalla de Wilderness finalizó sin vencedores, simplemente cuando ambos bandos dejaron de pelear tras miles de muertes-. Todo esto es <i>El rojo emblema del valor</i> -insignia (<i>badge</i> en el título original) que es una mentira más-, una lectura imprescindible como vacuna contra la sinrazón.</div>
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<b>Me recuerda a...</b></div>
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Muchos cómics que reflejan sin tapujos la inutilidad y salvajismo de la guerra. Por ejemplo, <i>La guerra de las trincheras (1914-1918)</i> y <i>¡Puta guerra! (1914-1919)</i>, de Jacques Tardi, u <i>Operación muerte</i>, de Shigeru Mizuki.</div>
Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2396712622015529778.post-37382248409529297962014-03-09T20:39:00.000+01:002017-02-02T09:24:06.578+01:00El teatro de las palabras perdidasParece que <a href="http://www.astiberri.com/ficha_aut.php?cod=JOSE_CARLOS_FERNANDES" target="_blank">Astiberri</a> va a publicar con regularidad a <a href="http://jcfernandes.carbonmade.com/">José Carlos Fernandes</a>. Por fin, el guionista y dibujante portugués cuenta con una editorial que respeta y cuida a sus autores. Recupero mi artículo publicado en la desaparecida revista <i>Nabarra</i> en marzo de 2008.<br />
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<a href="http://3.bp.blogspot.com/-cjWeVfemLTs/UxzCwlziOdI/AAAAAAAABVw/u0SMTZKXV3c/s1600/lapeorbandadelmundo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://3.bp.blogspot.com/-cjWeVfemLTs/UxzCwlziOdI/AAAAAAAABVw/u0SMTZKXV3c/s1600/lapeorbandadelmundo.jpg" width="140" /></a></div>
Los cómics de <i>La peor banda del mundo</i>, con sus historias en dos páginas y diez viñetas, como breves escenas de una obra de teatro, recuerdan a los ya desaparecidos “romances de ciego”. Durante varios siglos muchos mendigos se ganaron la vida recitando de pueblo en pueblo y de plaza en mercado breves historias en verso. A veces cantaban, y casi siempre se ayudaban de un tablero o una sábana pintada con las imágenes de lo narrado, sucesos dramáticos y sorprendentes que escondían una moraleja. Eran los parientes pobres y no reconocidos de los juglares, la clase alta del arte oral.<br />
<br />
Algo de eso tiene José Carlos Fernandes, empeñado en cultivar una forma de expresión que, hasta hace poco, no tenía apenas interés para los críticos y la cultura dominante. Y si es paradójico que los ciegos usaran imágenes para contar sus historias, también lo es que una ciudad sin espacio ni tiempo definidos permita hablar de nuestro aquí y ahora con un cierto tono moral. Porque los hechos accesorios, irrelevantes, obsoletos y prodigiosos (palabras que aparecen en algunos títulos de sus obras) que nos cuenta son los mismos que vivimos diariamente, aunque vistos a través de una nueva mirada, que desvela sus contradicciones y sinsentido. La mirada, quizá, de Anatole Kopek, el batería del cuarteto de jazz protagonista, siempre oculta tras unas gafas oscuras.<br />
<br />
La realidad, al fin. Un mundo -una forma de acercarse al mundo- construida con palabras. Ellas son imprescindibles en <i>La peor banda...,</i> esta obra de teatro hecha cómic. Así, el escenario de calles, edificios y productos adquiere nuevos e ingeniosos sentidos cuando se le da nombre, como el cruce entre las avenidas Bakunine y Tomás Morus, la Peluquería Dalila, la empresa de importación de licores Bukowsky o los pastelillos Bader Meinhoff.<br />
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<a href="https://4.bp.blogspot.com/-cUB8sOCQ8AQ/WJLslG-5zRI/AAAAAAAAQzw/QxgIUBzBS9cip63rnqQq5m4je7R2cVzcwCLcB/s1600/067-peorbanda-g.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="210" src="https://4.bp.blogspot.com/-cUB8sOCQ8AQ/WJLslG-5zRI/AAAAAAAAQzw/QxgIUBzBS9cip63rnqQq5m4je7R2cVzcwCLcB/s320/067-peorbanda-g.jpg" width="320" /></a></div>
Los diálogos y las palabras, más que las acciones o los gestos, definen el encuentro entre los personajes. Discuten sobre su exactitud, permanencia y uso correcto, protestan por su desaparición de los diccionarios, se conectan a los postes telefónicos para captar fragmentos inconexos de conversaciones, leen cartas que no se dirigían a ellos para soñar otras vidas; a veces, incluso, parecen atreverse a mirar directamente al lector y explicarle el porqué de su actuar. Muchos de ellos, además, están relacionados directamente con el mundo del lenguaje, como Leopoldo Nazca, un bibliotecario trasunto de Borges atormentado por su incapacidad para elegir qué libro salvaría en un hipotético incendio, o los músicos de un cuarteto de jazz que en cada ensayo tocan peor.<br />
<br />
Además, en esta obra se esconde la poesía. Les invito, para comprobarlo, a un experimento muy sencillo, pero tan extraño como los que proponen los científicos de la Academia de Ciencias Nefelibáticas: cojan el índice de uno de los tomos de <i>La peor banda...</i> y transformen su lectura en un poema surrealista <i>(El Museo Nacional de lo Accesorio y lo Irrelevante/ El lento trote de la memoria/ El triunfo de la entropía/Las preocupaciones metafísicas/El inventario de nubes/La cartografía de la angustia/El condensador de libros...)</i>.<br />
<br />
Poco más debo decir, salvo que José Carlos demuestra en cada una de sus creaciones (<i>Tratado de umbrografía, La última obra maestra de Aaron Slobodj</i>) que palabras e imágenes son, en los grandes cómics, elementos que se necesitan y complementan, capaces de crear nuevos significados cuando se los une con maestría.<br />
<br />
Descúbranlo por ustedes mismos. Que lo disfruten.Jesús García Salguerohttp://www.blogger.com/profile/09595430765898841499noreply@blogger.com0